X Salón Independiente de Arte Erótico. Eros-Porno

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Hace unos años, aproximándose la celebración de otro Salón de Arte Erótico planteaba su existencia en la conversación con unas personas manifiestas de la decencia poblana en una comida del Parque España. Veían muy bien que se llevara a cabo, pero ¡Que se hiciera a puerta cerrada! El X aniversario de los Salones Independientes elimina este límite autoimpuesto desde su gestación por la naturaleza del evento, y se dispone durante una semana (Del 19 al 29 de Noviembre) a la apreciación del público en general atentando la moral y buenas costumbres de la mentalidad poblana. Y no queda confinado a quien quiera visitarlo, sino irrumpe esta vez, a través de una obra de mi autoría, hasta los kioscos de prensa y los rincones de los hogares el miércoles 23 de Noviembre con el suplemento del periódico Síntesis: Es el arte como difusión propagando la visión plástica y literaria del erotismo. Hay que superar barreras impuestas para la circulación de las ideas eróticas que son reprimidas por el castrante pensamiento católico. Son pequeñas acciones que van ensanchando el entendimiento poblano.
Así se constituyó, hace 9 años, por iniciativa de varios artistas poblanos, una alternativa a mostrar obra sin censura que era apartada de las galerías. Tras las primeras muestras en el estudio de Héctor Ruiz, se busca un recinto más amplio. La tónica fue la fiesta, la venta de obra, casi siempre en formato pequeño, y el intercambio entre los artistas. Anualmente se consolidó como una cita creativa que en cada ocasión convocaba una gran multitud. Esta edición fue organizada por Javier González quien entregó todo su tiempo y energía a la organización del evento. Sin él, y la colaboración de un grupo de artistas del Instituto de Artes Visuales junto a Quetzalina Sánchez y Héctor Ruiz, quienes dirigieron la museografía, nada se hubiera llevado a cabo. Hay que reconocer y agradecer desde aquí la inmensa labor emprendida y el esfuerzo desarrollado, el que en muchos aspectos los participantes complicaron con sus retrasos e informalidad típica. A pesar de todo, el resultado del evento del X aniversario fue contundente.
Finalmente, 69 artistas con más de 200 obras de pequeño y de gran formato ocupaban el espacio de la Casa de la Colecturía, del siglo XVII (3 Sur 1108. Colonia Centro. Puebla). Un equipo de graffiti abordó la realización de dos lienzos durante el desarrollo del evento. El recorrido por el área de exposición en la noche de la Fiesta-inauguración se hacía difícil a pesar del enorme espacio. Varios puestos de comida y de bebida brindaban pautas de convivencia y jolgorio convirtiendo el lugar, entre la música y el arte, en un inusual marco de encuentro vivo de arte, erotismo y festejo. Sin protocolo, y después de la presencia para la fotografía conmemorativa de todos los artistas, el público se desplazaba absorto ante la diversidad provocativa de la plástica mostrada donde se incorporó un performance de Iván Montero, difícil de contemplar por el estrecho portal y lo atestado de la zona. La actuación posterior sobre una tarima en medio de la nave donde se había instalado una barra, brindó al público un agresivo y feroz baile sensual por parte de una profesional del "table-dance" que dejó a todos boquiabiertos con sus arriesgadas acrobacias, elasticidad y atrevimiento, que fue desde la crítica de fondo a la represión católica hasta sondear nuestras reacciones ante el masoquismo.
Montando la exposición X Salón de Arte Erótico
Un perro callejero se introdujo a una pieza de la exposición
Pero centrándose en lo medular de las propuestas plásticas, el acercamiento a la muestra llegaba después de insertarse en el ámbito del lugar que sorprendía por su espacialidad: Una nave rectangular de enorme altura marcada por la hilera de arcadas a lo largo del tramo medio. Paulatinamente, se iba hallando la obra repartida a lo largo de las paredes, columnas y lugares para escultura. Las piezas comprendían desde grabados de pequeño formato hasta instalaciones con propuestas de sillas y sofás que convertían sus superficies en provocación irónica o palpable. Una gran cantidad de obra, que bajo el presupuesto de libertad en la convocatoria se incluía en la muestra sin restricción o selección. Cada artista es el responsable por presentar el mejor nivel de obra. En esto también radica la debilidad del Salón, ya que el nivel de calidad que se presenta es muy irregular. Se pueden encontrar piezas que carecen de mínimos requerimientos de coherencia o aciertos técnicos, simples recursos que buscan el erotismo en la mera desnudez, u otras muchas piezas que contienen la fuerza de la sutilidad, el aroma personalizado y un tratamiento de la sensualidad volcado en la plástica.
La provocación era muchas veces el tema con la disposición evidente y sin tapujos de los órganos sexuales, que en muchas piezas de calidad, de formato grande, adquirían carácter de simbolismo y condensación de forma. Pero, el erotismo se encontraba más en esas piezas de talante figurativo donde la entrevista muestra de lo corporal se entregaba a la imaginación que suplía y evocaba experiencias vividas de intensidad sensual. La fuerza se encuentra en este adivinar la insinuación sexual, la afirmación del deseo, el despliegue corporal de emociones por el otro, o el mismo, sexo. Contando con la amplitud de respuestas humanas a lo erótico y a sus referencias corporales, el arte, asimismo, no se limita a la representación predeterminada, aunque muchos de los artistas caen o recurren a esta tesitura.
Lo que de más interés resulta en la edición de cada Salón es el encuentro con la iniciativa creativa de varios artistas, que cada año ofrecen con sus piezas un atisbo a su itinerar productivo. Esta oportunidad debía ser objetivo común de todos los artistas participantes: Utilizar el ámbito de festejo creativo para detonar el ensayo y la inquietud renovadora que posibilite hallazgos de propuestas, las cuales constituyan, quizás, las pautas de una renovación en la expresión o el comienzo de nueva actitud conceptual.
Siendo una colectiva de tan gran número sería injusto destacar a unos cuantos sobre otros que también merecen la atención. En general, la calidad plástica resulta muy desigual existiendo muy buenas obras donde el tratamiento del material, el concepto y su aportación se combinan correctamente permitiendo acceder con interés a su planteamiento plástico, a menudo, con ese deleite erótico. Y en muchas ocasiones, la presentación de la obra revela falta de conocimiento y astucia plástica, obras que no hubieran pasado una mínima selección crítica. Pero ese es el riesgo que se corre en este tipo de convocatorias, que habría que rediseñar combinando una aceptación amplia de artistas, pero que atravesara una selección de extenso criterio que pudiera elevar la calidad conjunta de la muestra. No debían ser aceptados, por muy de los cuates que sean, las piezas de mala factura y sin dominio material-conceptual, pues desacreditan el resto de la obra en su exposición.
Y otro asunto a reforzar es el cumplimiento estricto de los plazos por parte de los artistas en cuanto a su aportación monetaria, y a la entrega de las piezas. Se contagia la laxitud imperante, el retraso, estancando o conteniendo el proceso preparativo del Salón. La permisividad y la actitud incluyente resultan perniciosas. Habría que marcar definitivos límites y operar desde ellos. El que no desee o pueda cumplirlos quedará desplazado por su propia inercia.
Mientras el tratamiento y la reflexión sobre el erotismo se extiende abiertamente en la sociedad poblana, aun resta decantar donde se encontraría el límite entre la pornografía y el erotismo. El arte contribuye a fomentar esta reflexión. La diferencia entre las dos no es concluyente, ya que si el erotismo se circunscribe a la insinuación y la pornografía a mostrar y exhibir, el mismo montaje museográfico podría considerarse como pornográfico. ¿Hay entonces una distinción? El erotismo es una experiencia fundamentalmente subjetiva. Es creación de cada sujeto. Es la producción de lo estético o atractivo que predecimos en el otro para poderlo desear y paladear. El arte y la imaginación funcionan como facilitador o catalizador de esas pulsiones sexuales. La pornografía ha quedado relegada al concepto de todo aquello que como clase social o distinción de gustos se concibe por debajo del esquema aceptado. Pero en el fondo, como las obras y fiesta en el X Salón Independiente de Arte Erótico revelan, no hay más que niveles de intensidad visual, grados de experiencia sexual, y aceptación corporal que se entrelazan marcando cómo debe encasillarse una imagen: Como erotismo o pornografía. Aproveche la oportunidad de visitar esta exposición que concluye el martes 29 de noviembre.
Publicado el 26 de Noviembre de 2005