Antonio Álvarez. Reutilización del ARTE POPular

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Antonio Álvarez. "Santo Niño Cieguecito" 1999
Una amplia mirada a la obra realizada anteriormente proporciona al artista ocasión para ahondar en la razón que lo mueve e impulsa. Reunir esos cuadernos dispersos, desempolvar aquella imagen del inicio, colgar las piezas del pasado comparándolas en sucesión con las más recientes, es caminar y sondear los espacios interiores, los recónditos lugares del pasado. Permite leer la historia personal, re-crearse en intenciones y visiones. Se recobra la experiencia desde las imágenes de esos momentos y vivencias. Antonio Álvarez invirtió largo tiempo ahondando en su bagaje emocional y artístico para reunir 30 años de dibujo y obra pictórica. Los dibujos realizados desde 1976 hasta la fecha estarán expuestas en Museo-Taller Erasto Cortés (7 Oriente, #4) hasta el 29 de Noviembre. La obra pictórica producida de 1986 a 1996 permanecerá hasta el 4 de Febrero 2005 en las salas de la Hacienda de la UDLA. Y la pintura correspondiente al último periodo desde 1997 a este año 2004 se mantendrá hasta el 21 de Noviembre en la sala de música de San Pedro Museo de Arte (4 Norte #203)
Antonio Álvarez Morán
La extensa e interesante selección de piezas que permite ahondar en el núcleo creativo de Antonio Álvarez Morán hubiera realmente envuelto al espectador con acierto desde la mente artística de este personaje si se pudiese contemplar de un solo tramo, permitiendo una conversación visual progresiva entre las piezas. El catálogo, al menos, facilita esta labor que no simplificaron adecuadamente los responsables de la institución gubernamental al repartirlo en dos espacios, junto al logrado por él en la UDLA. Hay que mencionarlo y, de paso cuestionar la razón de esta división de una retrospectiva: No había momento en la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño para su exposición. En su lugar, se está mostrando "Encuentros", lienzos de gran formato de Teresa Morán retratando ambientes de baile.
Obra de Teresa Morán, (Óleo sobre lienzo de grandes dimensiones)
¡Un momento! ¿Quién es el responsable de haber desviado la posibilidad de mostrar estas piezas encadenadas en una progresión significativa e iluminadora del proceder creativo, que explora el imaginario popular y cotidiano congruentemente, y nos ofrece una colección de cuadros en línea con la pintura de salón del siglo XIX, entremezclados con la visión fotográfica en desigual factura pictórica donde se revelan desatinos en el manejo del óleo, la figuración y la anatomía humana? Fue ¿Melquíades Morales? ¿Pedro Ángel Palou? ¿Gerardo Ramos? No lo sé. El sexenio acaba y es el momento de encajar los compromisos que no han podido eludir. Aunque en una aproximación superficial la pintura de Teresa Morán puede convencer al público general, y algún especialista, sobre su calidad en la representación figurativa hay que indicar los problemas inherentes a esta obra sin menoscabo de la consideración que me merece la persona en sí, que respeto profundamente. Podía quedarme callado como hacen la mayor parte de las voces y responsables que incluso alaban y ensalzan la obra ¡Así es la política y la conducta social impuesta!, pero mi ética y criterio exigen dejar claro los desmanes cometidos en esta elección de programación. Y mucho me temo que como sigan los próximos responsables de cultura este camino de retroceso desplegando un pseudoarte dentro de las salas de la institución gubernamental, mi acción crítica estará abocada a una permanente resistencia.
Antonio Álvarez. "Gracias marchanta" 1997
Antonio Álvarez. "Claro muñeca" 1997
Dejando de lado esta desarticulación expositiva que tan sólo muestra la tosquedad del quehacer pictórico y el gusto ignorante de una experiencia estética limitada a la narración y no a la sustancia, pasemos a delimitar los valores de la obra de Antonio Álvarez. Concuerdo con la anotación vertida por César Gordillo en La Jornada de Puebla el cual sustenta la fuerza de su obra en la complejidad retórica de su discurso y no en las trazas superficiales o "pincelismo". Esos niveles contrapuestos al mezclar la imagen popular, la veneración religiosa y lo cotidiano ofrecen una tensión semántica que se desliza con las pinceladas a un nivel de interpretación del espectador. Afirmaba sobre su obra en un texto escrito en el año 2002 "Paradoja y singularidad. Muestras de Antonio Álvarez y Arturo Stable": "La paradoja y el contrasentido inundan la obra de Antonio Álvarez como signo de vivencias emocionales, semblanza del eterno antagonismo interior".
Antonio Álvarez. "3 Santones 3" 2001
Incluso sus revelaciones ideológicas dejan ver esa peculiaridad de visión desgajada cuando se define como "un católico politeísta mexicano". Es esta apropiación irreverente y amplia que hace del mexicano un intenso surrealista mezclando sus raíces y lo impuesto por la religiosidad occidental. Sostiene Serge Gruzinski en "La guerra de las imágenes"sobre la población indígena: "Desde los primeros tiempos, cubrieron al invasor con su propia concepción de la representación y lo divino".
Antonio Álvarez. Primer dibujo donde aparece el Santo Niño Cieguecito 1977
Antonio Álvarez. Instrumento Musical
Si se reduce su obra a esa elaboración de pincelada exaltada sobre imágenes populares o cotidianas no dejaría de ser mera interpretación de una sintaxis pictórica que nada aportaría. Esa fue mi primera impresión al encontrar una de sus obras en una exposición colectiva. Nada que resaltara. Pero al ir acordonando su actividad y la gestación de su arte, al comprobar su inquietud intensa por la captación sobre el papel y lienzo de sus impresiones e intensas vivencias, recuerdos y memorias se alumbraba una actividad mental que traspasa la ejecución artesanal que bien pudiera, incluso, soslayarse. El artista sensible fija en imágenes palpables las sensaciones al interrogar la realidad. Éstas llegan a servir como medio de intercambio de valor comercial. Pero también aquí, hay que señalar la paradoja de la actividad creativa de Antonio Álvarez que busca una esencia más allá de la pintura en la colaboración con otras disciplinas y géneros más efímeros y evanescentes: el video y la danza.
Antonio Álvarez. "Santo Niño Licenciadito" 2002 con su modelo, Damian Álvarez.
La recapitulación estilística y personal que obliga una exposición de esta envergadura permite encontrar esos elementos que hilan su creación: la cultura popular, el color saturado y la pincelada. Y hay un elemento que pone en perspectiva la aportación actual de su obra: La raíz de arte pop. Hay una tendencia "Neo-Pop Art" o "Popism" que es analizado en recientes debates teóricos en revistas y simposios (ARTFORUM Octubre 04). El acto creativo desde esta actitud "pop" busca materializar un significado basando su discurso en la relación entre la primera aparición y la segunda presentación de objetos y temas. En esta dimensión se explaya la obra de Antonio Álvarez introduciendo al espectador en una reelaboración de los mitos, ritos y costumbres que rodean al hombre común: El "realismo mágico" como él mismo lo denomina. Los Santos Niños como el Santo Niño Cieguecito que imprimió una especial emoción en él desde niño con su rostro de ojos vacíos y chorretones de sangre, la muñeca Barbie transformada en "Santa Barby Milagrosa", los santones como figuras del sentimiento popular alejadas de la ortodoxia católica que son venerados como santos, la cotidianeidad de la combi, los carnavales, las carrozas y los payasos... en una conjugación de vibrantes imágenes.
Antonio Álvarez. "En la Combi" 1989
Antonio Álvarez deja ver a través de esta exposición retrospectiva una personalidad con intensa actitud estética prestando atención a todo el imaginario comunitario que le rodea. Plasma desde su contradicción interna creativa la reelaboración de esa realidad colectiva, presentando una viva y atrayente visión de ese mismo contexto; atractiva revisión de lo popular como entidad significante mutable y cambiante en consonancia con tendencias actuales de revisión del Arte Pop.