Paradoja y singularidad.

Muestras de Antonio Álvarez y Arturo Stable

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Coincidiendo con las festividades de la Virgen de la Candelaria, de gran significación popular en México en torno a la presentación y bendición del Niño Dios vestido en el templo y que continúan los festejos de la rosca de Reyes, se presenta la muestra "Visiones del Santo Niño Cieguecito"de Antonio Álvarez en la sala Martínez Márquez, Altos de Casa de Cultura (5 Oriente no. 5. Centro Histórico. Puebla)
Antonio Alvarez "Santo Niño Cieguecito" 2000
Anteriormente, la rosca de reyes escondía un haba como signo de prosperidad a quien la suerte le acompañara en la repartición. En la Nueva España se substituyó con una figura del Santo Niño desnudo que habría de presentarse vestido el día 2 de Febrero en el templo para su bendición en el día de la Virgen. Estas prácticas impulsarían la individualización del culto al Niño Dios. Para el indígena, la divinidad cristiana "Dios" debía ser capaz de adoptar manifestaciones y nombres múltiples acorde a las convenciones de sus creencias anteriores. Las imágenes escaparon de la tutela europea y convirtieron a los santos impuestos en expresión de una nueva fe transformándose en signos y emblemas del pueblo. Esta devoción popular se volcó intensamente en torno a los Santos Niños impulsándo una extensa iconografía que no deja de crecer. El Santo Niño Cieguecito imprimió una especial impresión desde niño en Antonio Alvarez con su rostro de ojos vacíos y chorretones de sangre que le llevó a crear un mundo mítico extraído de las representaciones religiosas y populares.
Antonio Alvarez "Reinas y Reyes" 2002
La obra pictórica de Antonio Alvarez enfatiza la apropiación y conjugación de imágenes. Construye una representación delineada de representaciones relacionadas en una superposición y develación de capas. La iconografía centrada en imágenes del Santo Niño se fue ampliando hacia una crítica cultural: Tanto la cultura mexicana como la estadounidense idolatran imágenes. La cultura se mezcla y las imágenes se funden en un mundo protagonizado por la permanencia de los iconos populares.
Antonio Alvarez. "Santo Niño"
La factura pictórica de su obra evolucionó y progresó en la construcción de la pincelada consolidando un estilo de brochazo enérgico sobre el que Antonio trabaja actualmente, apreciándose en este momento un estado de la investigación que intuyo apuntalará en una síntesis que encontrará entre el valor plástico de su anterior proceso con la encáustica y la dinámica aérea de estas imágenes. Las representaciones pinceleadas se solapan confundiéndose y filtrándose una en otra. Suponen oposición y complementariedad al mismo tiempo. Las figuras surgen de la imagineria popular, carnavales, carrozas, payasos, santos... y en su superposición se mezclan los planos enunciativos creando una significación abierta que es aún más provocativa en las composiciones abordadas con actitud surrealista de elección de imágenes por azar o intuición sin uso racional consciente.
Antonio Alvarez "Dónde quedó la bola" 2002
La contraposición entre visión y ceguera a la que Antonio Álvarez alude con "Visiones del Santo Niño Cieguecito" remite al deseo por la imagen desde la potenciación de la imaginación interior y la inclinación por la búsqueda de la verdadera esencia expresada por el fotógrafo ciego Evgen Bavcar. La realidad nos aprisona en su iconografía y hemos de huir de lo fácilmente asible para encontrar lo que intuimos en la dimensión de nuestro interior, de realidad invisible. En esto los ciegos llevan ventaja.
Antonio Alvarez "El zapato rojo" 2002
La paradoja y el contrasentido inundan la obra de Antonio Álvarez como signo de vivencias emocionales, semblanza del eterno antagonismo interior. La admiración por la imagen del ventrílocuo representa este desdoblamiento que se repite en todas las piezas donde tantas veces el niño aparece como centro de la interacción de las figuras, el niño sostenido por los mariachis y por los payasos. El Santo Niño ha cedido su presencia a una más descarnada revelación de sus preocupaciones, las visiones de su interior.
Antonio Alvarez "Boda del Ventrilocuo" 2002
En la sala junto a la Biblioteca Palafoxiana de la Casa de Cultura también se llevó a cabo la inauguración del proyecto multimedia "Flipeografía" que involucra las artes de la coreografía/danza, fotografía, y animación en el que ha participado como fotógrafo Álvarez Morán con el grupo Birlibirloque Danza de la coreógrafa Carla Barragán. En "flipeografía" el espectador utiliza sus dedos para recorrer todas las fotografías, montadas perpendicularmente a lo largo de la pared de la galería. Con la actuación en vivo de bailarinas se llevó a cabo la propuesta donde el espectador manipula la animación de la toma de fotografías ordenando con un toque sobre el cuerpo qué miembros tiene que cambiar el bailarín de posición.
Antonio Alvarez "3 Santones 3" 2002
En este mismo día se inauguró la exposición de Arturo Stable "Rumores" en las Galerías del Palacio Municipal (Portal Hidalgo 14, Centro Histórico. Puebla). La personalidad de Arturo Stable sobresale singularmente y es remarcablemente autentica sin tapujos como corresponde a un caliente espíritu cubano. La música aparece en Arturo como faceta esencial, elocuencia artística de conceptos de ritmos de la vida que no se detiene en su expresión verbal y en su físico. Sus conceptos y sus desarrollos lingüístico-expresivos desbordan al oyente. Como en una frenética pieza de piano con sus dedos desplazándose sobre las teclas, sus palabras recorren ideas apresuradamente hilando un discurso narrativo y vivencial a través del cual constantemente afirma su identidad.

Desde la escultura, la literatura, la pintura y la música, su actividad polifacética plasma precisamente la afirmación de su persona. Cualquiera de las disciplinas plásticas a las que recurre es utilizada como medio para insistir sobre el discurrir de su pasión y su visión de la vida. Como la trepidante ejecución de ritmos caribéanos, jazz, blues o sinfónicos, los dibujos muestran una aguzada e inquietante realidad de figuras y rostros que se asoman entre trazos enérgicos y punzantes, quizás con excesivo énfasis en una técnica ilustrativa, pero efectivos artísticamente. En los pirograbados, con acentuados contrastes de claroscuros y utilizando acertadamente las vetas de la madera, despliega un contenido simbólico envuelto en las imágenes de las manos y el piano. Son desgajamientos de la tinta y el pirograbado estrujando sentimientos y emociones en la superficie del papel y de la madera.