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Pictoespacio y técnica en Rafael Cauduro
Ramón Almela. Doctor en Bellas Artes
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Rafael Cauduro. "El beso de Salomé". 1999
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En el espacio de la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño (12 Norte 607, El Alto, Puebla) se dan cita dos historias unidas en el pasado por vínculos de matrimonio y colaboración: "Ante ojos de 2 miradas" Rafael Cauduro y Carla Hernández. Las obras de Carla Hernández se han despegado de la sujeción realista buscando el aliento emotivo y escultórico impregnada aún, a pesar de todo, con la nostalgia matérica de Rafael Cauduro. |
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Carla Hernández. "Fusión de dos". 1998
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Numerosos trabajos entre dibujos y pinturas que datan desde 1985 a 1999 componen la presentación de Rafael Cauduro. Figuras e interiores. Objetos cotidianos o calaveras, una locomotora, representaciones bíblicas, espectáculos sociales. Realidades que convocan a través de personajes que son extraídos de prostíbulos, bares, o de ilustraciones de revista. Los muros desconchados, restos de carteles desgarrados, graffiti, oxido y cochambre se despliegan en sus piezas pictóricas. El encuentro con las obras de Cauduro comporta impresiones y sugerencias reflexivas en dos ordenes: El espacio pictórico y el dominio técnico.
Confrontar la creación de Rafael Cauduro es sentirse involucrado en el espacio de la obra. Lo consigue por dos medios, su realismo y su concreción espacial. Cauduro se mantuvo en los años Setenta pintando figuración cuando ésto en México suponía un pecado mortal, según él mismo confiesa. La ideología y propuestas abstractas eran un dogma entonces, pero él creyó intensamente en lo que hacía. Su obra siguió una evolución expansiva de la pintura afirmando un nuevo espacio, un pictoespacio, lo denominaría yo.
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Rafael Cauduro. "Cristo reciclado". 1993
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Frank Stella advertía en 1986 en su libro "Working Space" la crisis de la pintura abstracta y encontraba un paralelismo con la crisis sufrida por la pintura hacia finales del siglo XVI cuando Tiziano y Miguel Angel parecían insuperables. La renovación del espacio pictórico se produjo con el palpable espacio e ilusionismo realista de la pintura de Caravaggio. Y se preguntaba si podría encontrarse un modo de expresión pictórica que hiciese para la abstracción lo que el genio pictórico de Caravaggio hizo por el naturalismo del siglo XVI. Afirmaba que la experiencia espacial de una pintura no debería terminar en los bordes del marco o encajonada en el plano pictórico. Con esto daba un giro al formalismo estimulado por el crítico Clement Greenberg durante los Sesenta y Setenta que enfatizaba como proceso reductivo de la pintura modernista lo plano en la pintura eliminando elementos que no sean específicos de ese medio artístico, resistiéndose a lo escultural. Pero Frank Stella con sus obras y con sus ideas vislumbra una salida asentando que una pintura eficaz "debería presentar su espacio de tal modo que incluya a ambos, espectador y realizador, con su propio espacio intacto... el sentido del espacio proyectado por la pintura debería parecer expansivo: lo suficiente para incluir la visión y la creación de ese espacio". |
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Rafael Cauduro. "Sodoma y Gomorra". 1985
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Las obras de Cauduro conllevan este sentido expansivo. Él mismo buscaba una salida a la pintura que describía a través de "la experimentación formal y con los materiales". En sus obras, la representación penetra el espacio ilusionista, pero al mismo tiempo se hace real y concreto con la presencia escultural creando un ámbito concreto de contemplación donde la confusión e ilusión nos encadena y atrapa. "La mentira se vuelve un juego", como él mismo expresa. Lejos del simple verismo fotográfico hiperrealista, se trata de una realidad que se conforma en el acto de descubrir. Es la ambivalencia imperante como clave de la creación que Eugenio Trías en su ensayo Lógica del Límite concreta en el espacio-frontera como lugar natural donde se desenvuelven las artes: "En el gozne entre lo que puede revelarse y lo que debe permanecer oculto resplandece el límite mismo en el cual halla el arte su raíz vital y fecundante." Ese mismo hacer desaparecer lo construido, lo realizado con precisión, o destruir lo elaborado nos deja inquietos buscando lo ausente en sus obras. Nos sitúa en ese límite que Trías considera el espacio vital creativo. |
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Carla Hernández. "Los olvidados". 1995
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Otra de las impresiones que las piezas de Cauduro aportan resultan de su ámbito técnico. La técnica puede abordarse de dos maneras: Bien como una cuestión metodológica del quehacer propiamente artesanal, o acoplada a una razón estética, de la que surge una perspectiva hermenéutica. En el mundo griego, el arte era entendido como "techne", aunque el sentido que Gadamer considera en este vocablo no es -técnica- como mero hacer o producir "...sino la capacidad espiritual de idear, planear, bosquejar; en suma, el saber que dirige el hacer". Se trata, en definitiva, de interpretar la técnica en el arte no sólo como una actividad física y mediadora, sino también en función de su relación con el pensamiento estético. Existe una intensa correlación entre técnica y estética. En la práctica artística congruente, la técnica sigue a la idea y se ajusta desde ésta. El producto artístico verdadero se configura desde la dimensión comunicativo-expresiva que resulta vertido en una técnica, y en donde se establece una íntima relación entre mensaje y técnica, entre el "decir" y el "hacer". Y no al contrario, la utilización de la receta técnica, la imitación de viejas fórmulas, el manejo virtuosista, por más que el público común valore la realización técnica como arte en sí mismo. La técnica, entonces, aparecerá como la resultante de la expresión congruente con el tiempo en el que se vive, y acorde con la idea que se comunica. |
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Rafael Cauduro "Salomé con manos tentadoras". 1999
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Cauduro domina todos los materiales y utiliza cada efecto formal con absoluta efectividad visual. No trata de pregonar el uso en sí de la técnica, de las recetas matéricas o el manejo virtuosista del claroscuro, la composición y otros elementos plásticos. Su técnica deriva de un propósito pragmático y coherente, además de efectivo, que le lleva a este tipo de representación. En la actualidad, el contraste puede encontrarse con la muestra de fotografías de Raúl Gil, de enmarcado realismo y despliegue técnico, en las Galerías del Palacio Municipal de Puebla, fotógrafo de indiscutible calidad profesional, pero que utiliza la técnica como actitud virtuosista egocéntrica en su manejo artístico. La obra es la muestra de la misma técnica, no es un medio para adentrarnos en una experiencia artística sino que se detiene en el mero manejo perfeccionista de la fotografía bien hecha, producto de un conocimiento del medio y material profesionales. Sin embargo, con la obra de Cauduro, se tiene una aportación más allá de la técnica que despliega y lejos del manejo hiperrealista representativo. |
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Rafael Cauduro. "El ferrocarril de Jose Luis Cuevas" 1993
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Sería deseable que la producción de Cauduro se impulsara a nuevas investigaciones y no lo detuviera el éxito comercial como no lo hizo con otro destacado artista tachado de hiperrealista, Chuck Close, y que consiga ser fiel a su propia a afirmación: "Para que verdaderamente te sientas vivo debes seguir asombrándote con la pintura que haces. Si no haces divorcios con tu propio arte, te empiezas a aburrir terriblemente" |
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