La aventura fotográfica... o el arte de la imagen

Joaquín Ríos Martínez. (cuestionarte@hotmail.com)
Diplomado en Administración de las Artes, y en Gestión Cultural
http://achtli05.blogspot.com

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Gregory Colbert. "Cenizas y nieve" en Museo Nómada
Este año se cumplen oficialmente los 169 años de la invención de la fotografía como una manifestación creada para reproducir la realidad mecánicamente y, si no sustituir si ayudar a la pintura en su encuentro hiperrealista.

Así mismo se cumplieron en noviembre de 2007 los 150 años de la llegada a México de uno de los más grandes fotógrafos documentalistas del mundo, Claude Dèsiré Charnay (Rhone 1828 - París 1915), quien desembarcó en Veracruz con la intención de realizar un viaje de investigación por las ciudades más representativas para él.

En aquel momento (1857 a 1859), la técnica convierte a cada fotógrafo no sólo en un especialista de la imagen, sino en un aventurero que debe cargar con decenas de kilos en equipo, entre placas de vidrio, químicos, barnices, trípodes y los cuerpos de las cámaras de gran formato.

Cabe recordar que ese año México se encontraba en medio de la revuelta que ocasionada por la promulgación de las Leyes del presidente Benito Juárez y la Constitución Política de 1857, en donde se confirma la separación definitiva de la Iglesia y el Estado. Dèsiré Charnay encuentra problemas, caminos sitiados y es acusado de espía, lo que lo lleva a la cárcel un par de semanas.

Durante esos años el fotógrafo realiza tomas en Veracruz (capital de la República entonces), la Ciudad de México, Mitla en Oaxaca; Izamal, Yucatán; Uxmal, Palenque, Chichen Itzá y las ciudades de Mérida, Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo en Chiapas.

En 1862 Désiré Charnay publica su libro Cités et ruines américaines (año en que comienza el cerco a Puebla por las tropas de

Desiré Charnay
Napoleón III). Este álbum con 49 imágenes (del que sólo se conocen dos e incompletos) y las fotografías originales, impresas a partir de las placas en vidrio sensibilizadas con colodión húmedo que posee el Musée de l´homme en París, son la única evidencia de un explorador que nunca imaginó que la fotografía se convertiría en una manifestación artística.
Desiré Charnay
Desiré Charnay

Demagogia plural


Una de las tareas más difíciles de realizar es la de medir los avances de cualquier programa o proyecto que tiene que ver con la subjetividad de su desarrollo. Una de las tareas más sencillas de realizar dentro de estos proyectos es la de criticar sin parámetros que estandaricen la actividad.

Como es costumbre de los gobiernos y partidos políticos, desde hace meses se han descalificado las actividades para el gran público que se realizan en la ciudad de México organizadas por el gobierno del distrito Federal, encabezado por Marcelo Ebrard.

Primero, una de las alas moderadas de los diputados quisieron censurar y boicotear el mega performance fotográfico de la Plancha de la Plaza de la Constitución, las playas citadinas. Después se criticó acremente el hecho que se instalara una pista gigante de hielo, los conciertos masivos de todo tipo de música y ahora la exposición de fotografías gigantes de Gregory Colbert en el Museo Nómada construido por Simón Vélez que muestran imágenes de diversas culturas.


Lo cierto es que, contra todas las críticas, estos eventos han funcionado y han sido un detonante para que buena parte de la población capitalina se encuentre con experiencias sensoriales que difícilmente hubieran conocido de otra forma. Ya por las barreras de interés, cultura, economía o por desinformación.

Lo importante aquí, y para descubrir un método de medición, es saber además del interés que todo ello ha despertado, de qué manera estas actividades –acusadas de populismo- son en realidad parte del cuerpo de las políticas culturales que el gobierno de Ebrard ha implementado para sensibilizar a una mayor cantidad de personas fuera del presupuesto cultural.

¿Cómo y de qué manera saber cuantos ciudadanos han sido educados, tocados, sensibilizados, enseñados, involucrados o despertados con estas acciones? Es casi imposible. Estas actividades culturales tienen varios puntos a favor, pero el más importante es que pueden participar de ellas miles de personas al mismo tiempo, no son las

Gregory Colbert. "Cenizas y nieve" en Museo Nómada

imposiciones de alta cultura y de arte actual indescifrables para la mayoría.

Aquí, en ellas, la educación y el bagaje cultural no son importantes para retomar una experiencia estética, son actividades integradoras para un momento de solaz en medio de la penuria que causa la economía y la mediocre ilustración.

Multitud esperando para ver la exposición de Gregory Colbert.
"Cenizas y nieve" en Museo Nómada instalado en el Zócalo de México DF

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crítica

El museo nómada: una mentira disfrazada de arte

Por JOSÉ LUIS BARRIOS



De la agencia EFE

La obra "Cenizas y nieve" es fruto de más de 17 años de trabajo y diversas expediciones por India, Egipto, Birmania, Sri Lanka, Kenia, Etiopía, Namibia, Tonga, Las Azores, la Antártida, Borneo y Ecuador. El Museo Nómada ocupa 5.600 metros cuadrados, la mitad del espacio donde está situado, el zócalo capitalino, epicentro de movimientos políticos del país y donde permanecerá abierto hasta el próximo 27 de abril. Gregory Colbert (Toronto, 1960) confía en que esta plaza, en ocasiones un "lugar de conflicto", con la exposición se convierta en un espacio de "unión y armonía". "Este es un museo demócrata, para todo el pueblo mexicano", dijo Colbert, al recordar que "la naturaleza no es ni de izquierda, ni de derecha, ni de centro. Trasciende esas cosas".

El edificio, diseñado por el arquitecto colombiano Simón Vélez, está hecho de bambú y materiales reciclables y se compone de dos galerías y de tres teatros distintos. En las galerías cuelgan 53 fotografías a gran escala sobre salientes de agua y columnas de bambú, así como tres pantallas con imágenes que Colbert filmó en 35 milímetros.

Según el fotógrafo, los animales no posaron para su lente, sino que "colaboraron", y ninguna imagen fue montada digitalmente ni superpuesta. Cada fotografía se imprimió sobre un papel de arroz japonés, hecho a mano y con tonos sepia, mide aproximadamente 3,5 por 2,5 metros, y está montada sin texto explicativo para que así el espectador interactúe con la obra. La pantalla principal para la proyección de las películas mide 11 metros de ancho por 6,5 de alto, y las otras dos tienen unas dimensiones de 4,9 metros de ancho por casi 3 de alto.

La capital mexicana es la quinta ciudad que se exhibe esta muestra, después de Venecia (Italia), Nueva York, Tokio y Santa Mónica (California, Estados Unidos). Los organizadores confían en que en Ciudad de México se rompan todos los récords de visitas, ya que esperan a más de un millón de espectadores en estos tres meses.

Publicado el 26 de Enero de 2008