Improvicio. Catarsis social crítico-efímera

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Antonio Cedeño con Rosa Borrás al fondo en el Centro Cultural Creciente
Desde hace más de un año se realiza en diversos espacios de cultura de Puebla la ejecución ensamblada de música y visualización pictórica ambiental protagonizada por un grupo formado por Antonio Cedeño, Federico González, José Planell, y la artista plástica Rosa Borrás estructurando un ensamble multimedia denominado Improvicio. El 5 de Octubre efectuaron una de sus obras circunstanciales-efímeras, como así las denominan, en el espacio "Centro Cultural Creciente". Como en otras ocasiones, el escenario se hallaba repartido entre los instrumentos electrónicos del Trío, y la pantalla junto a los dispositivos de proyección y creación pictórica de Rosa Borrás.
Antonio Cedeño, Rosa Borrás, Federico González y José Planell
Rosa es una intensa artista comprometida con la creación. Su integración a la comunidad artística de Puebla es reciente llegando desde Xalapa, después de haber estado largo tiempo en Boston, Massachussets. De formación académica figurativa, ha ligado los contenidos primordiales de la actividad artística con su propio vivir. Capaz de configurar imágenes bidimensionales efectivas, significativas, tangibles y comerciales, abandona la producción en sí para centrarse en el proceso mismo que contrapone al producto. Siente que el resultado objetivo no puede detener la emoción
creativa. Quiere involucrar con ilusión, alegría y esperanza la mente y el espíritu de todos aquellos que comparten el espacio de su actuación efímera. Se envuelve en manipular el color sobre el acetato que, proyectado sobre una pantalla, ilumina el espacio, al público y a los músicos del grupo con los que dialoga y se enlaza a través de la luz y el sonido. El desarrollo de esta imagen en la pantalla adquiere un ineludible gesto abstracto que responde y provoca, organiza y disuelve las miradas, al tiempo que embriaga visualmente y se engrana con los acordes y sonidos -a menudo en armonía atonal- que el trío musical ejecuta interactuando e improvisando con el propio hacer de la imagen.

Improvisar es una de las claves o elementos más tangibles de la creatividad. Durante la creación de su obra, el artista decide continuamente acerca de la evolución de la misma. Es esto, precisamente, lo que facilita
Rosa Borrás manipulando el acetato que proyecta en pantalla
involucrarse totalmente en la producción, o inmersión en el ámbito creativo. Todas las facultades mentales y sensoriales del artista se disponen hacia la realización o ejecución. Psicológicamente se alcanza ese "fluir de la experiencia óptima": El artista se siente conducido por una energía que lo dirige, enriquece y eleva a otra dimensión. En la música de Jazz se emplea el término "Jam" refiriéndose a esa improvisación coordinada con los otros instrumentos del grupo que contribuye a la fascinación característica del género.
Rosa Borrás en Casa de Cultura de Puebla. Abril 2007
Esta actividad músico-pictórica no es una innovación en el plano de la expresión pues existe desde los "performance" de los Sesenta, pero Rosa Borrás con su trío contribuye con esa actitud contemporánea y temática a hacer de sus actuaciones concreción de significados articulados con música, recitaciones, pintura proyectada y actuación que convocan la activa participación mental del espectador.
Improvicio en el bar "Jazzatlán" de Puebla. Mayo 2007
En esta última actuación, el grupo se fue envolviendo después de una introducción visual-sonora sugestiva, hacia una larga recitación evocando el texto "Así habló Zaratrusta" de Nietzsche donde las ideas de increpación social, la afirmación del pueblo, la abolición del Estado, la negación y la resistencia, se volcaron hacia un monitor de televisión que inerte, fue envuelto en cinta y se convertiría en el foco de la ira y la frustración como respuesta a la manipulación mediática que el
Antonio Cedeño golpeando un monitor de TV en el performance de Improvicio. Octubre 2007
Estado y el Sistema ejercen sobre la sociedad; denuncia irritada del abotargamiento en el que los instrumentos de difusión mantienen al individuo, y que la "caja boba" asume un papel principal. No en vano, Vicente Fox se jacta de haber logrado que el 99% de la población mexicana tenga un aparato de televisión. Sobre ese aparato, y a modo de linchamiento masivo, se lanzaron golpes y patadas haciéndolo añicos para que, luego, Rosa insistiera, a través de imágenes proyectadas y enturbiadas por la textura y el color, en los iconos de la política mexicana: el presidente "espurio" e ilegítimo junto a la caterva de saqueadores impunes que han desfilado por la presidencia de México y otros países.
La validez de la creación efímera, aunque no en entredicho, es cuestionada limitándola a ser una experiencia estética como si de una mera sensación pasajera se tratara, enfatizando que el "verdadero" arte es tangible y resultado de una materialización de las ideas. La arqueología de lo visual detecta en la tradición de lo cristiano y el fomento de la imagen como depositaria de lo
teológico y la verdad, la raíz del concepto actual del arte. Aunque en esa etapa no había, en sí, la noción actual de "arte" hasta el advenimiento del siglo XVIII en el que las Academias de Arte elevarían el rango de una serie de técnicas -las bellas artes- que comenzaron a identificarse como las verdaderas productoras de arte.

Este pesado bagaje cultural del arte como idealización suprema de la imagen propugnado por un elitismo adquisitivo ya comenzó a resquebrajarse, pero la Institución-Arte actual trata de mantenerlo absorbiendo la resistencia, e incluso incorporando las expresiones efímeras a sus espacios de culto estético. Sin embargo, actuaciones como las de Rosa Borrás y su Trío, que se desarrollan en los más variados espacios, apuntalan el radical concepto que afirma que todo arte es, en principio, efímero pues terminaría de ser arte en el momento que ha cumplido su función y se ha consumido; es decir, cuando se ha consumado su objetivo estético. Así es que con toda propiedad, Rosa reivindica para sí la consideración de estas obras de presentación efímera como auténtico arte.

Bajo la idea de que todo arte es efímero, toda la parafernalia del pasado artístico es rastro de lo acontecido, y no arte en sí, sino la huella visible de la
Rosa Borrás
actuación y el proceso del ámbito creado con la manipulación del artista que lo origina. Bien se sabe, que el verdadero artista crea impulsado por la necesidad de realizar y construir la imagen, más allá de la sujeción a un mercado e intercambio monetario. La actuación creativa de Rosa Borrás se pliega al proceso de la realización de la imagen en una especie de catarsis ambiental de crítica social, entretejida en una interacción vital con la improvisación musical efectuada bajo el manto del público. Todo ello crea una situación que queda plasmada en las imágenes generadas continuamente en la pantalla a través del proyector de transparencias.
Publicado el 21 de Octubre de 2007