Carlos Arias. Identidad o cuerpo-confusión

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

En el actual gobierno municipal, el espacio acristalado de las Galerías del Palacio del Ayuntamiento de Puebla ha sido revitalizado. Un lugar en pleno Zócalo de la ciudad que invita al transeúnte y que mantuvo hasta ahora una deplorable calidad como espacio expositivo. Era utilizado para acomodar los intereses y compromisos de turno, pero sin conocimiento ni estrategia galerista. Dalia Monroy, de larga trayectoria como pintora, se hizo cargo de su dirección dentro del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla. La consistencia de las exposiciones ha sido de desigual calidad o interés, pero ha logrado revertir la tendencia imperante en las muestras que anteriormente se realizaban. Y por supuesto, esto ha provocado la ira de los que se les ha denegado exponer y que han manifestado públicamente improperios contra Dalia Monroy como lo hizo el fotógrafo Raúl Gil-habitual usuario de este espacio para exponer su obra- desdeñando su actividad y llamándola "tontita" (Síntesis, 7 Abril 2006).
La Galería tuvo un comienzo interesante convocando a los artistas poblanos a mostrar sus piezas en dos exposiciones, la última de las cuales fue desplazada por el gobernador Mario Marín para colocar una exposición itinerante de símbolos patrios. Después, fue retomando su carácter y varias muestras han permitido al público común acceder a la producción artística de renombrados artistas del entorno poblano, oaxaqueño y de México DF, reuniendo piezas en Puebla de la talla de Juan Soriano, Felguérez o Vicente Rojo. Hay que señalar que no siempre lo seleccionado ha cumplido las expectativas, pero posibilita el acercamiento a una dimensión creativa que suele estar distante de gran parte del público que constantemente visita la sala.

En esta ocasión, el espacio aproxima al público la producción de un artista de origen chileno, desarrollado en México pero enraizado ya en Puebla: Carlos Arias, con la exposición "Soporte y figura" que concluye el domingo 27 de Agosto. Es uno de los creadores que destacan en el panorama actual del arte contemporáneo de Puebla. Recientemente, su obra fue seleccionada en la muestra "ECO" que revisaba el arte
contemporáneo mexicano, en el Centro de Arte Reina Sofía, en las fechas de la feria de ARCO`05, y hoy pertenece al Sistema Nacional de Creadores siendo docente de Artes Plásticas en la Universidad de las Américas Puebla.
La muestra abarca un panorama de su reciente producción desde el año 1990. En ella, la figura humana resulta depositaria de las reflexiones plásticas que transitan desde la pintura hacia el bordado sobre la superficie pictórica, hasta llegar a lo escultural sustentado en la materia textil o con pompones, pasando por la estrategia de utilizar piezas artesanales previas como máscaras o angelotes que interviene de diferentes maneras, hasta llegar de nuevo a la pintura extrapolada entre cuadros de armonía de color análogos rojos y cuadros de exuberancia de arbustos que si bien creo que son una pauta o camino de exploración transitoria, concuerdan con una tendencia imperante en el panorama actual donde lo bucólico y lo vegetal abundan en las propuestas visuales contemporáneas como recuperación del sentido natural y humanista frente a la tecnificación imperante.
Un componente esencial en la obra de Carlos Arias es la sensualidad detonada con la utilización de la materia que estimula la apreciación sensorial. Mediante lo agradable se afirma sensorialmente este fenómeno esencial para la obra de arte, transformándose en el elemento que condensa la orientación significativa de sus obras. Este aspecto de lo sensorial es puntualizado por Theodor Adorno en su "Teoría estética": "En las obras significativas, lo sensorial se convierte en algo espiritual, igual que al revés, el espíritu de la obra da resplandor sensorial a la individualidad abstracta". La forma es materialización del placer sensual, materialización de los estímulos eróticos. Así, la materia se transforma en símbolo, y se traduce, sublimada, en sensualidad espiritual.
Hay que tener en cuenta que Carlos no es un creador de trivial raigambre material, es decir, un pintor que desarrolla simplemente un oficio y evoluciona a través de la renovación de la disciplina y el estilo de la representación. Destaca en su obra una apreciable fuerza del componente material, pero enmarcada en la teoría contemporánea donde confluyen lo artesanal-primitivo y lo conceptual. Carlos Arias realiza un ensamble de lo sensible-material con retos que quiebran paradigmas artísticos condensando, de peculiar manera, la confusión y ambigüedad, siendo aquí donde también radica su aportación más interesante: La confluencia de lo masculino corporal con la tradición femenina del bordado; El encuentro de lo autoritario paternal con la receptividad femenina maternal. Carlos Arias despliega en su aventura plástica una inventiva creativa estimulada desde el desenfado de su visión emocional y teórica.
Esta retrospectiva tiene el carácter más apropiado de revisión de la reciente producción de Carlos Arias cuyo tema se centra, sintomáticamente, sobre el cuerpo. En la pasada década de los Noventa se asistió a una reivindicación generalizada y consciente de la experiencia corporal al tiempo que la producción y circulación de significado tendía a una desmaterialización, creándose una ambivalencia de productividad creativa, prolongada en la actualidad con la dicotomía de lo virtual/real. La reflexión sobre lo corporal impulsa la ruptura de límites, y en un artista como Carlos esta reflexión oscila entre esa imagen estable, la versión de uno mismo construida con los acontecimientos formativos y definidores del rol sexual en
la sociedad, y una imagen fluida, alternativa a los límites de ese sentido del Yo impuesto por el esquema dominante.
La obra de Carlos Arias se desliza entre lo ontológico del arte y la concreción artesanal, entre la imagen del cuerpo como ilusión y apariencia, y la imagen misma como ámbito de creación artesanal. En su obra se funden, como mencionaba también, los dos ámbitos de lo masculino corporal y lo femenino del bordado. Carlos instiga en su obra sin recato esta confusión con-fundiendo imagen con vida, pensamiento con materia, idea con experiencia. Con-fundir como actitud esencial de "fusión conjunta" de la proyección de sus ideas sobre el ser humano.

Carlos Arias no se limita en su evolución artística a la elaboración sustentada meramente en la sola elaboración. Su actuación creativa es animada por un alto índice de conocimiento histórico y teórico. Carlos Arias se desenvuelve, en su arte como en su docencia, compartiendo el plano teórico-histórico (no en vano imparte materia de Arte Latinoamericano en la UDLA) junto al plano práctico (igualmente se ocupa de materias de taller). Esta fuerte dosis de intelectualidad impregna su concepción ideológica cargada de ironía, sarcasmo y crítica

social. Su expresión es contundente y hasta, a veces, arrogante vibrando en ella el ánimo vital y directo de su comunicación.
Así, su expresión artística es explícita y llana. Indaga en el entorno que lo rodea desde sus vivencias y desde el espacio que habita. Su inclinación por la disciplina del bordado como ejecución artesanal coincide con la revitalización de las actividades artísticas populares distantes de la expresión culta y elevada del arte. Una vez más, la con-fusión entre lo popular y lo culto, distinción que funde y que destruye cuando también con-funde la noción de autoría interviniendo piezas de artesanos (algunas de sus piezas incorporan objetos artesanales en piedra realizados previamente por un artesano)
Una exposición de Carlos Arias que, en la con-fusión de varias dimensiones, revela esmero y esfuerzo del artista en la tarea artesanal, espoleada desde un sustento teórico centrado en la exploración de su propio rol como ser corporal-humano-sexual, y que se dirige en esta fase a una reconsideración plástica del color y la materia pictórica.
Publicado el 20 de Agosto de 2006