Beatriz Ezban. Belleza e Intervalo sensorial

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Beatriz Ezban "Quasar" Óleo, alumnio y cera/algodón. 220x200cm. 2003
Cuando Beatriz Ezban entregaba en Madrid un catálogo de su serie "Principio de Incertidumbre" expuesta en el Museo de Arte Moderno de México DF a la crítica de arte Anna M. Guash, su expresión al ver la obra fue: "¡Qué bonito!". Una superficial y descuidada afirmación por parte de un crítico al abordar una pieza pictórica. La vibración pictórica de los trazos plateados de la imagen definiendo intervalos como rastros de vacío cósmico condujeron a esa escritora española a proferir una alabanza admirando la belleza de las pinturas, aunque apenas le prestaba atención a las cuestiones de índole teórico que Beatriz externaba al salir de un foro de crítica de arte en ARCO 2005, lo cual mostraba la dimensión de intereses en los que la artista se involucraba con su quehacer pictórico.
Beatriz Ezban "Neutrino" Óleo, alumnio y cera/algodón. 220x200cm. 2003
Hoy, una selección de la obra de Beatriz Ezban compuesta mayormente por pinturas de esa serie se expone hasta el 23 de Abril en la "Galería de Arte Contemporáneo y Diseño" (12 Norte 607, Barrio El Alto) en Puebla. Una mirada apresurada a su obra puede inducir a cierto desdeño encasillándola como trillado formalismo de meros trazos abstractos componiendo un espacio cromático y textural. Ante su obra brota la cuestión de si la belleza, el uso de esta categoría estética es adecuado para afrontar la obra de arte actual. El repudio de lo bello fue una constante en la intención creativa actual inclinada a lo abyecto y lo perturbador como ingredientes fundamentales de la imagen artística. Sin embargo, la creciente atención a la belleza se desató hacia finales del siglo XX entronizando el placer visual y generando cuestiones sobre la belleza como componente creativo.
Beatriz Ezban "Límite del significado" Óleo y cera/algodón. 240x190cm. 2003
Beatriz Ezban ha permanecido fiel a un criterio exigente y comprometido con su ser artista. En los años en que Beatriz Ezban inició su actividad creadora, en la segunda mitad de los años 70, prosiguiendo la estela pictórica de Gilberto Aceves Navarro, la abstracción estaba influida por el eco de la generación de la ruptura con artistas como Felguérez y Vicente Rojo. Los artistas emergentes quisieron imprimir en sus obras una nueva orientación vitalista: Una abstracción impregnada de la vivencia existencial del artista y embebida de la percepción del compromiso con un arte no sometido al mercado del arte o las instituciones del poder. Para esto, y para distanciarse del formalismo dominante, en México la abstracción se revistió de un exigente rigor intelectual. La propia Beatriz Ezban provenía de cuatro semestres de Filosofía en la UNAM antes de entrar a la escuela de artes y, aún después reanudaría estudios de lógica matemática, teoría del conocimiento y filosofía del lenguaje. Se embarcó en una cruzada interior por desvelar la estructura del pensamiento. La misma pintura se uniría a su búsqueda centrándose en su dinamismo artístico ávido por absorber los cambios que en su entorno vital se estaban produciendo. Indagó estrategias contemporáneas y cuestionó las razones de la producción artística aferrándose a la capacidad de la pintura, aún anunciada su muerte, por movilizar la percepción del espectador, utilizándola como una forma de conocimiento.
Beatriz Ezban "Modelo teórico" Óleo, alumnio y cera/algodón. 220x200cm. 2003
Existe un empeño en Beatriz Ezban por el conocimiento de la Ciencia y sus paradigmas enlazado con la realidad biológica. Este empeño se advierte en el uso que hace de la exploración visual del postulado de la teoría cuántica formulado por Werner Heisenberg en 1925, el "principio de indeterminación", el cual constituye en esencia el título de esta serie expuesta: "Principio de incertidumbre". Esta inclinación impulsa a Beatriz a contemplar la pintura, según ella afirma, como "una cosa mental" que es precisamente, el espacio donde se sitúa la esencia de la belleza, definida como "cualidad presente en una cosa o persona que ofrece una satisfacción profunda a la mente". Este ensamble del pensamiento y lo visible -lo invisible de la realidad- estructura su intencionalidad pictórica abstracta: "Hay cosas que están ahí y no puedes ver". Beatriz construye una abstracción alejada de intereses de factura superficial del lienzo, de la proyección psicológica de la imagen, del aspecto narrativo-descriptivo o emotivo de los trazos. Estructura una propuesta pictórica donde la forma y el contenido se funden. No se detiene en los elementos superficiales de realización matérica. Va más allá, como puede analizarse en el proceso de las obras de las series incluidas en la muestra "Shoot" 1998 y "Vértigo" 2002 que luchan entre el espacio y la forma desde la línea y se precipita en la vibración del intervalo de la última serie.
Beatriz Ezban "Insubordinación" Óleo, alumnio y cera/algodón. 600x200cm. Políptico, 2003
Pero en estas piezas ¿Dónde se encuentra la belleza tantas veces denostada en el arte actual? Se halla en ese destello luminoso interior, localizado en la experiencia interior de la mente, producido al desplazarse visualmente por esas oscilaciones luminosas de líneas y trazos que dejan entrever intervalos. Se encuentra en ese regocijo de placer al encontrarse e identificarse el ser con la materia. No hay distinción entre sujeto y objeto. El percibir es una acción que no sólo recae en el objeto, sino que se origina desde la propia esencia del objeto. A esto precisamente alude Beatriz en el desarrollo de la exploración de esta serie, enlazada con el "Principio de indeterminación" de la teoría cuántica, que afirma que la modificación de las condiciones de observación supone la modificación del objeto de observación. Hay una indisoluble vinculación entre el observar y el objeto observado.
Beatriz Ezban "Gravitación" Óleo, alumnio y cera/algodón. 220x160cm. 2003
Es el mismo preguntar pictórico el que aflora en la superficie de su pintura, alcanzando al propio espectador. Sus pinturas no son respuestas. Son piezas de un todo cuestionador que indaga en los límites del ser y del existir de la naturaleza. Es una obra realizada desde su propia existencia vital, y que se comunica contagiando al que contempla la obra. Estas piezas de grandes dimensiones de Beatriz atrapan la visión en clave vibratoria como si el ente, la persona que las observa, se envolviera energéticamente con la imagen. Los signos y símbolos, cualquier referencia psicologista no funciona como vehículo de significados. No debe abordarse la contemplación de estas piezas como meras pinturas para ser observadas, o admiradas, desde la dicotomía sujeto-objeto, o por su poder evocador significativo. No.
Beatriz Ezban "Vértigo" Óleo y cera/algodón. 300x110cm. 2002
La efectividad de la obra como imagen se halla más allá de la misma imagen y se produce desde un contacto desprejuiciado con la materia. La contemplación de estas obras apela a ese movimiento espiritual que Henri Bergson denominaba "intuición" como facultad de la mente, opuesta a la "inteligencia" producto de la evolución creadora, para aprehender la realidad viviente. Bergson establecía una identidad profunda entre la intuición y la vida. Inteligencia y ciencia resultan opuestas a la intuición. Las categorías del pensamiento conceptual no sirven para aprehender la vida y el tiempo real. Así, la pintura de Beatriz Ezban se sitúa en paralelo con la aprehensión del "Impulso Vital", al que se refería Bergson, que planteaba la indeterminación de la materia biológica desde que la realidad se va haciendo en una continuidad viva, sin componentes dados. El papel de la vida es insertar indeterminación en la materia.
Esta filosofía de la vida basada en la intuición conecta con la idea de "indeterminación" de la teoría cuántica, e ilumina la actitud pictórica de Beatriz Ezban. A comienzos del siglo XX, la pintura y la física transitaron por visiones paralelas. El Arte de las vanguardias históricas y la Física visionaria fueron investigaciones dentro de la naturaleza de la realidad. Inclusive, como Leonard Shlain sostiene en "Art & Physics, parallel visions in space, time & Light" propone, "las innovaciones artísticas son corporeización de las fases pre-verbales de nuevos conceptos que cambiarán una civilización". ¿Será la pintura de Beatriz Ezban una introspección anticipada en la ciencia de la vida, la biología y el genoma desde su introspección en la realidad de la materia viva en estos comienzos del siglo XXI?
Beatriz Ezban "Espesura" Óleo y cera/algodón. 220x160cm. 2002
La representación de Beatriz Ezban se centra en los intervalos existentes entre los trazos de la imagen y que crean la vibración energética como el vacío entre los átomos que forman la materia, lo que precisamente preconiza la teoría quántica: una materia dinámica. Este dinamismo potencia un Intervalo Sensorial en el sujeto involucrado en la contemplación de la obra. Sus sentidos son excitados por los espacios como el sonido por el silencio. Y en esta estructura pictórica, las formas son el propio contenido que se funde en la percepción activa del individuo que las contempla. Beatriz Ezban muestra su propuesta artística ensamblada en contexto como preconiza la teoría quántica que no admite la existencia de una partícula aislada o de un constituyente material independiente de su contexto. Es a través de esta construcción evolutiva contextual que ofrece la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño de Puebla como es posible percibir la aportación creativa de sus obras.
Beatriz Ezban "Jittery" Óleo y cera/algodón. 240x125cm. 1998
Beatriz Ezban "Gnomic" Óleo y cera/algodón. 240x200cm. 1998
Publicado el 5 de Marzo de 2006