Marta Palau y Pablo Olivera, variedades del espacio

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Marta Palau. "Naualli las cautivas"
Dos exposiciones se centran en el espacio desde ópticas contrapuestas. La exposición de Marta Palau "Lo uno y lo múltiple" cerró el 1 de Noviembre en la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño. Pero, la muestra escultórica de Pablo Olivera "El espacio habitado" en San Pedro Museo de Arte (4 Norte 203, Centro Histórico Puebla) permanece abierta hasta el 9 de Noviembre. Son muestras contrapuestas desde un lenguaje plástico derivado de la esfera vital desde el que abordan su concepción del espacio. En Marta Palau destaca su punto feminista, su visión del espacio como dimensión significativa que se desgrana a través de aspectos sicológicos de intimidad, detalle y sensualidad natural. Es un tipo de espacio concretado por la vivencia emocional, el espacio interior insondable de la memoria y el sentir. Y con Pablo Olivera se palpa la actitud organizativa masculina en la dimensión sensible y física del espacio, el aspecto formal abstracto que es percibido como coordenadas exteriores al sujeto. De alguna manera, en la manifestación artístico-escultórica de estos artistas se aprecia una dicotomía entre lo que podría llamarse Espacio-Percepción, en la obra de Marta Palau, y el Espacio-Representación en la obra de Pablo Olivera.
Marta Palau. "Naualli Centinelas"
El espacio no es anterior a la forma material, sino creado por ella misma, y esta materia es la resultante de la manipulación artificial o conceptual del hombre. Pero, hay que tener en cuenta que la relación fundamental del hombre con el espacio no es constante, la concepción del espacio varía con el desarrollo de la conciencia del hombre. Desde la forma de su habitat básico hasta la transformación de lugares específicos, o la creación del espacio virtual, el espacio del hombre cambia y se modifica según evoluciona.
Marta Palau. "Escalera de Naualli "
El espacio euclidiano, analítico e imaginario del Renacimiento sustituyó al mítico y mágico de etapas anteriores. Y a su vez, este espacio geométrico que plasmaba la actitud de la mente humana ante el universo es sustituido por el nuevo espacio plástico que inaugura el cubismo, reflejo de un mundo nuevo ligado a nuevas escalas de apreciación. Desde entonces, desde que Picasso creó un plano virtual por pura oposición estructural entre el vacío y el lleno en su "Guitarra" de 1912, transformar el espacio en un material escultural se convirtió en una obsesión modernista que llevaría Picasso junto a Julio González al concepto del dibujo en el espacio con sus esculturas de hierro forjado evolucionando los conceptos del espacio escultórico.
Marta Palau. "El convidado de piedra"
Marta Palau posee una larga trayectoria artística desplazándose en diversas disciplinas. Cuando creaba sus tapices con volumen se alejaba de su dicción pictórica condensando su afirmación femenina. Con su obra en los ochenta se distanció de la marca impositiva de un arte nacionalista mexicano. El constante ejercicio de interpretación de su mundo y su espacio le lleva a profundizar en la esencia ancestral del ser humano. Al contacto con la tierra, con ramas, semillas, cuerdas y piedra desmenuza su sentir sintonizado con la naturaleza. Sin conceptos teóricos remite a la vivencia emocional. Reclama ese lado del ser femenino alejándose de lo racional y lo lógico estimulando los detalles sensibles apegándose a los orígenes del ser humano.
Marta Palau. "Recinto de Naualli "
El espacio de la Galería Arte Contemporáneo y Diseño acoge con elevación espiritual y solemne las obras de Marta Palau. Desde el mural de la entrada que se forma con un triángulo de enormes proporciones hechas con diminutas escaleras de ramas y cuerda, y después los círculos de centinelas y cautivas que funcionan como altares y luego los objetos exentos de cerámica, plenos de serenidad, la exposición despliega un sentir ceremonial y sagrado. La configuración de sus conjuntos establece un tipo de espacio ritual que conmueve al espectador. Enfatizando los sentidos primarios de conocimiento, construye desde su obra un espacio donde predomina la percepción, la memoria y el sentir humano. Sus figuras formadas de papel amate y adobe evocan efigies primitivas. La dimensión a la que apelan sus imágenes va más allá de la estética formalista visual pues vibran de modo singular vinculándose al sentido del tacto; transmiten sensaciones táctiles.
Pablo Olivera. Vista general de la sala
Con Pablo Olivera, sin embargo, se aprecia la imposición-ordenación sobre la naturaleza, un estilo minimalista constructivo donde se propugna el reconocimiento del espacio como representación, patentización máxima de la expresión del espacio. Se aleja de lo mimético a través de la composición geométrica artificial que busca presentar conceptos espaciales que promueven una vivencia estética. Es un insistir en la presentación del arte en contra de lo real buscando la esencia del espacio, lo que constituye el "habitar".
Pablo Olivera. "Media Luna"
El espacio que Pablo Olivera denomina "espacio habitado" se inserta en la tradición constructivista liderada en México por Mathias Goeritz que como arquitecto fundió la escultura abstracta con el espacio ambital de la arquitectura. Se aprecia en Pablo Olivera algo de su influencia además de la del escultor español Eduardo Chillida. El ordenamiento visual surge desde las estructuras metálicas que modulan el espacio ortogonalmente en una unión de formas circulares y cuadrangulares, aunque no queda limitado a la rigidez fría de lo metálico. Conjuga ese mismo vocabulario con la calidez de la madera en varias piezas de impresión antropomórfica por su sostenimiento vertical.
Pablo Olivera. "Media Luna"
El lenguaje básico de Pablo Olivera es el plano. Doblega geométricamente el material metálico originando espacios físicos que convocan a rodearlos, a descubrirlos para percibirlos completamente. La tridimensionalidad impide abarcarlos en su totalidad desde una vista. La escultura se comprende a medida que la rodeas, igual que un edificio, que no puede concebirse con una sola vista. Este dinamismo perceptivo reclama el sentir del habitar, el estar inserto. Aunque la museografía, y el espacio limitado resultante de la disposición de las piezas en la sala no colaboran a la adecuada percepción de sus propuestas. La muestra respira un espíritu de dignidad y elegancia, pero el lugar no beneficia a la obra que de rodearse de un ambiente más neutro surgirían más activas en el diálogo material-espacial. Aquí, entre el parket de la sala que cobra protagonismo, las paredes pintadas y el acercamiento visual de las piezas se reduce el discurso espacial de las piezas.
Pablo Olivera. "Cubos"
Dos exposiciones alejadas de planteamientos renovadores incidiendo en conceptos explorados en el arte desde la materia ancestral y el cuerpo, al geometrismo visual pero que llevan a la reflexión desde una vertiente artística de la manipulación y variedad de la experiencia del espacio para el ser humano.