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Gerhard Richter y Maurizio Cattelan; Ironía y ambivalencia en Nueva York
Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales
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Maurizio Cattelan. "Frank and Jamie"
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Nueva York vive ahora sin su prominente símbolo arquitectónico. La ciudad continúa su agitada actividad, aunque el vacío dejado por las torres resulta especialmente visible en la distancia cuando se conoció cercanamente la presencia de las mismas desde tantos puntos de vista de Manhattan. Hoy miras y no están. Pero el espíritu de los acontecimientos del 11 de Septiembre está latente y se aprecia en la conciencia de la gente a través de las conversaciones. El prejuicio hacia el árabe musulmán se afirma con los detalles de la experiencia que me relatan unas amigas que allí trabajaban y que cotidianamente tomaban su desayuno desde los carritos, que como los de "hotdogs", expenden vendedores de origen árabe. Ese día, a temprana hora, no había ninguno. ¿Habían sido advertidos de lo que se avecinaba? Mientras escribía este texto, las noticias ponen de relieve un recuento de los avisos sobre las pistas de amenaza terrorista que diferentes agencias de investigación entregaron antes de la tragedia, y que el gobierno descuidó. |
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Gerhard Richter "Abstract picture" 1992 |
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Ahora la seguridad es redoblada en edificios y en las calles. La policía vigila camuflada atenta a cualquier signo de amenaza. Esto es revelado por gente que por leves transgresiones de consumo de marihuana fueron detenidas al ser descubiertas por patrullas que pasan desapercibidas en las calles de Manhattan. |
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Gerhard Richter "Table" 1962
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En un tributo a la policía de Nueva York, la última instalación de Maurizio Cattelan representa un nuevo ícono de subversión. Ésta es la tercera parte de una trilogía sobre el poder. Sus trabajos han provocado y retado los límites del sistema de valores de la sociedad a través de la ironía y el humor. La instalación de Juan Pablo II derribado por un meteorito "La hora novena" levantó una gran polémica. Esta vez, en la galería "Marian Goodman" aparecen apoyados contra la pared como dos escobas en una habitación vacía una pareja de policías en su uniforme "Frank & Jamie", son dos figuras de cera de tamaño natural representando fielmente a dos elementos policiales en reposada actitud. Cattelan aborda un homenaje al heroísmo del cuerpo de policía al tiempo que cuestiona los símbolos de poder y control en estos momentos que la institución de la policía atraviesa por serios problemas con los abusos y excesos cometidos en el cumplimiento de su tarea, un monumento invertido en un despliegue de ambigüedad en una etapa donde la sociedad norteamericana es impulsada por el soplo de patriotismo en una dicotomía de buenos-malos. |
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Gerhard Richter "Stag" 1963
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Y una diferente ambigüedad e ironía está presente en la muestra de Gerhard Richter en el Museo de Arte Moderno con la que cierra su localización en Manhattan trasladándose a Queens mientras se realizan las obras de ampliación. Una retrospectiva de 40 años de pintura permite acceder por primera vez en este continente a la trayectoria estética de un creador alemán que escapa a cualquier clasificación estilística. Estimado en Europa aunque menos apreciado en Estados Unidos, desde los Sesenta emprendió una revisión a la representación y la pintura al tiempo que recuperaba el género de "Pintura de historia" en plena época de la tecnología de reproducción mecánica. No ha sido apreciado en sus contribuciones incluso, más bien, desdeñado. Muchas de sus imágenes están basadas en fotografías de periódico y oscilan entre la certidumbre de la foto y la subjetividad de la materia plástica. Una monocromía grisácea invade la expresión determinando el espíritu de la época y el origen de las imágenes. |
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Gerhard Richter "Six colors" 1966
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La obra que destacó y más se difundió fue la figurativa pintada en gris, mostrando una realidad que aparece desenfocada, nebulosa por el deslizamiento del pincel en los límites y contornos de la pintura húmeda. Una actitud fotográfica que se aproxima al Arte Pop, pero marcaba su distancia con el uso que hacía del registro de acontecimientos y el manejo documental de la imagen pictórica. Muchas de sus pinturas son extraídas de una publicación periodística. Los retratos de ocho mujeres estudiantes de enfermería, fallecidas en un caso de asesinatos en serie, aparecen como imagen emblemática en el estudio de la crítica de la representación y la imagen en la era postmoderna. Pero Richter se resistía a encasillarse. Su reivindicación de la pintura le impulsa a explorar simultáneamente el campo de la abstracción enfatizando el escepticismo y la duda al no adoptar un criterio estilístico constante. La duda, signo de nuestra era postmoderna, se incorpora en su obra total como gestación y elemento primordial. Se afirma en lo contradictorio de su estilo que lo lleva desde la presentación de paisajes al estilo francés de comienzos de siglo XX, constructivismos de color minimalistas, retratos realistas de personajes familiares o históricos hasta las impactantes abstracciones matéricas. Explora al unísono sin intención de continuidad diversos y contrarios estilos pictóricos. Carga con significados contemporáneos las viejas convenciones pictóricas revitalizando paralelamente la disciplina pero sin adscribirse a ningún estilo. |
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Gerhard Richter "Uncle Rudi" 1965 |
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Dentro de este extenso tanteo en diferentes sistemas de representación pictórica se aprecia un dualismo constante en la mayor parte de las elaboraciones pictóricas, unificando de esta forma una diversidad de creaciones. Este dualismo en la presentación de la imagen evoca en otra escala la dicotomía realismo-abstracción imperante en su obra. Es decir, aquello que lleva a Richter a no concretarse en una dirección en su obra en general, manteniendo abiertos sentidos opuestos de expresión, le dirige también a crear oposiciones en cada pintura a través de la fragmentación compositiva, la contraposición de luz y oscuridad, y la división de la superficie en dos espacios como puede apreciarse en un gran número de obras. Todo esto revela la tensión fluctuante y ambivalente entre la interioridad abstracta de emociones del artista y el entorno realista exterior en el que se apoya. No es como un Picasso aferrado a la realidad y con la que juega libre y resueltamente dentro de sus parámetros. No. Richter denodadamente pugna por escapar de ella, pero termina retornando a los esquemas figurativos en un ciclo pictórico sin fin. Es como el método de representar la ciudad elevando el punto de vista por encima del paisaje dotando a la imagen de una desacostumbrada visión, como si fuera un intento de evadirse y flotar para luego volver a caer en la convencionalidad representativa en otras imágenes de paisaje. |
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Gerhard Richter "Two candles" 1982
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Emociones y sentimientos similares que flotan en la ciudad de Nueva York en tensión como reacción al desastre sufrido debatiéndose entre apartarse de la idea y del espacio del sur de Manhattan, y mantener el recuerdo de lo sufrido con los bomberos y policías fallecidos junto a otras miles de personas y la lucha de respuesta al ataque terrorista. |
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Gerhard Richter "Clouds" 1982
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