Julio Galán. Manierismo de una diva

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Julio Galán junto a Angeles Espinosa Iglesias en la inauguración de la muestra
Después de un tiempo sin exposiciones de arte actual, el Museo Amparo en Puebla (2 Sur 708. Centro Histórico) inicia de nuevo con una propuesta museográfica interesante contextualizando la retrospectiva de la obra de Julio Galán "Carne de gallina" que abarca desde sus inicios en la década de los ochenta hasta algunas recientes piezas. En aquella década, el arte atravesó una convulsión alejándose de la práctica creativa de los sesenta y setenta. El proceso del formalismo, que impulsaba una reducción de los componentes matéricos del arte, llevó la creación plástica desde lo mínimal hacia el arte conceptual apareciendo el arte bruto, el arte povera, fluxus, happenings e instalaciones... la desintegración del arte como producto comercial de admiración e intercambio. Las estrategias artísticas se centraban en la idea del "arte como idea" que Joseph Kosuth sostenía en sus escritos de arte conceptual. La pintura, como tal, había muerto.
Julio Galán
Los mecanismos económicos del arte se tambalearon ¿Cómo vender lo intangible? La estructura sociocultural, analizada por pensadores como Lyotard y Braudillard, ponían en duda, por otro lado, las certezas culturales como la noción de progreso que había regido occidente por dos siglos planteando la deconstrucción de la Historia: Lo postmoderno. Esto originó un arte incrédulo del progreso y la incidencia social del mismo recuperando irónicamente elementos del pasado, el decorativismo, la argumentación literaria o personal como base de su proceso creativo. Aunque teóricamente lo postmoderno abanderaba un eclecticismo donde diversas tendencias convivirían en plan igualitario, no ocurría así.
"Julio Galán: Carne de gallina" Museografía en Museo Amparo
En 1980 comenzó en Europa y en USA una vuelta conservadora a la pintura en consonancia con una etapa de entusiasmo capitalista y confianza económica burguesa. La revalorización de la pintura facilitaba la inversión en arte y la promoción de valores e intereses especulativos. La "Transvanguardia Italiana", con el crítico Achile Bonito Oliva, promovió un retorno a la pintura, a la imagen en su potencial narrativo, en un movimiento neoexpresionista figurativo con artistas como F. Clemente, S. Chia y N. Longobardi. En Alemania tenían su réplica con artistas como A. Kiefer, S. Polke, Baselitz y Richter. Y en España, Miquel Barceló. En la meca del arte de Nueva York las estrellas podían surgir de la noche a la mañana como ocurrió con Michel Basquiat impulsado por un afán comercial del arte como describe la película "Grandes esperanzas", donde toda la obra del artista (precisamente obra desarrollada por F. Clemente) era comprada ocultamente por el promotor lanzando a la fama al pintor. El precio de la obra de artistas como los estadounidenses Schnabel, David Salle o Basquiat se encarecía rápidamente haciendo de su compra una segura inversión. Toda esta ficticia y desorbitada bonanza económica se tornó al final en desilusión. A consecuencia de la mala administración de la economía de USA, de su excesivo nivel de gasto en armamento y de la deuda descomunal del presupuesto, la Bolsa de Nueva York se desplomó en Octubre de 1987 suscitando una crisis económica que afectó al mercado del arte. El valor de las obras se desplomó.
"Julio Galán: Carne de gallina" Museografía en Museo Amparo
Es en esta etapa del boom artístico de los ochenta cuando Julio Galán se traslada a Nueva York. Nacido en Coahuila y arquitecto de educación, Galán se dirige a la gran manzana despreocupado del ambiente de contacto cultural, de renovación y ampliación. Su arte, envuelto en sarcasmo religioso y social, se mantenía en diálogo con su memoria y pulsiones neuróticas y en su estética kitsch cercano desde lo mexicano al estadounidense Jeff Koons. Se ligó al grupo social de "gays" que como en otros lugares sostiene e impulsa especialmente a sus miembros. Ciertos curadores tienden a privilegiar su propia esfera social. Así se observaba en Nueva York el ascenso de artistas cuando su obra trataba descarnadamente la homosexualidad, el fetichismo o el sadomasoquismo que impera en la obra de Julio Galán. Se le encarga un mural para la discoteca de moda de Nueva York "Night Club Palladium" para la cual también realizó otro mural el comentado Francesco Clemente con similar inclinación estética que Julio, donde su cuerpo es el protagonista en diferentes dimensiones, puntos de vista y tratamiento estilístico. Esta oportunidad supuso para Julio Galán un fuerte impulsado y su obra comenzó a interesar. Los coleccionistas adinerados de Monterrey empeñados en hacer crecer su inversión manipularon hasta las subastas especulando y disputando el precio de sus propias obras para acrecentar el interés sobre las obras de Julio Galán, vestigios de la fiebre especulativa en el mercado de Nueva York de los ochenta.
"Julio Galán: Carne de gallina" Museografía en Museo Amparo
¿Invalida esto su obra? No, desde luego. Pero es necesario situarse en la adecuada perspectiva para adentrarse en el mito, la fama, y la valoración de sus piezas. Julio Galán resulta ser un producto artístico en donde resulta difícil separar la creación del exhibicionismo existencial que transpira como personaje-actor y en donde se entremezclan las fuerzas especulativas del mercado del arte. El arte se convierte en negocio y reclama las mismas estrategias implícitas en el campo capitalista de la distribución de los productos de consumo. El espectáculo y la individualidad exuberante sin justificación intelectual marcan su acción, mejor dicho, actuación, de la que dio muestra el día de la inauguración en el Museo Amparo haciendo esperar a todo el mundo mientras se engalanaba apareciendo, cuando casi todo el público se marchó, ostentando un bordado espléndido, en un aire de diva de espectáculo con el amanerado vaivén de sus miembros, incoherente y fragmentado en su conversación.
"Julio Galán: Carne de gallina" Museografía en Museo Amparo
La museografía que el Museo Amparo creó para esta exposición trata de ubicar su personalidad y el espacio de producción de su obra. Puede parecer un exceso, pero Julio Galán trabaja rodeado de miles de objetos desde ositos de peluche hasta valiosas antigüedades, obsesiones e inclinaciones que destilan una fijación hacia el personaje de su madre. Su obra despegó en el mundo de la discoteca y está impregnada de travestismo y objetos sadomasoquistas.
Julio Galán realizando un dibujo espontaneamente en un espacio de la muestra
Su pintura tiene calidad plástica y la composición de las imágenes actúa en él como un mecanismo de terapia patentizando uno de los dos rostros que, según Octavio Paz, el ser humano posee, el que muestra hacia fuera y el que oculta. Con su pintura trata de esconder, disfrazar su tormento entrelazándolo con lo cómico uniendo el placer con la pena. En el espacio pictórico confluyen el deseo sexual y la realidad fundidos a través del personaje de sí mismo. El narcisismo, la obsesión del artista consigo mismo, predomina en su creación emulando en su comportamiento artístico lo que afirmó Andy Warhol: "Yo soy mi mejor obra".
Julio Galán
Muchas veces, en su pintura recurre a los textos más que para aclarar, para confundir y sus afirmaciones verbales también reflejan esa incongruencia que es más bien un porte simulado: "Detesto la pintura, pero es mi único espejo para filtrar la realidad, para vengarme de mi pasado. Soy pintor porque no puedo ser otra cosa". Aunque realmente se evidencia un trauma revelado claramente en sus afirmaciones: "El dolor no fue físico, me violaron el coco; literalmente me castraron".
"Julio Galán: Carne de gallina" Museografía en Museo Amparo
Su obra resulta perversa e irreverente al mezclar la iconografía católica con lo erótico, huellas de la impresiones de niñez: "Yo no entendía cómo vivir en ese mundo de tanta "santidad" cuando a mi alrededor respiraba tanta tristeza y maldad". Esta exposición, presentada bajo el concepto de que pone la "carne de gallina" y que permanece hasta el 3 de Febrero, 2003, provoca un choque a la conservadora comunidad poblana. Pero hay que advertir también para situar su obra que esta muestra es una presentación aligerada de sensaciones más fuertes. Sus recientes pinturas expuestas en la Galería Robert Miller de Nueva York en Junio 2001 "My mirrors", y de las que no hay ninguna en esta muestra itinerante que llega de Oaxaca, contenía piezas centradas en la insistencia de la representación de su cuerpo desnudo y atormentado desde símbolos religiosos católicos. Manierismo y retorcimiento psicológicos expresados en la pintura contrapuestos a las creencias imperantes de mitos y creencias de la población mexicana. Incongruencia constante del catolicismo.