Al adentrarnos en la muestra de Sergio Gonzalez, nuestra atención se centra rápidamente en la confrontación arte-técnica. Sergio lleva consigo como grabador la inclinación a desplegar a través de la obra los elementos técnicos. En estos trabajos alcanzamos a observar esa actitud de descifrar y estrujar los mecanismos técnicos en la artesanía del papel, en los medios de imprimación y en la experimentación de los formatos. En la acción del grabador, la técnica asume dimensiones implícitas que en otras artes se solventan con el simple manejo del material. En el grabado se trabaja en un estado de incertidumbre; se persigue registrar sobre la plancha los elementos de la plástica que aparecerán en el producto final.
Pero lo que destaca después de una breve ojeada a las obras expuestas es que la narración se establece a través de varios géneros; no se encasilla al grabado. Hay obras plénamente pictóricas y otras donde el grabado se vuelca como componente en la pintura. Además, Sergio hace en esta exposición una incursión en la escultura. Se produce en la totalidad de la obra un entrecruzamiento entre las técnicas que da lugar a la aparición de nuevas materias como resultado. Esto mismo afirma Henri Focillón en "La Vida de las Formas" comentando sobre el alumbramiento que se produce en la vida de las formas por la interferencia entre las técnicas en varias materias artísticas "...las materias no son intercambiables, pero las técnicas se penetran y en sus fronteras la interferencia tiende a crear materias nuevas." Sergio se desenvuelve entre esa habilidad técnica para la transformación de la materia y su capacidad intelectual para resolver los nuevos problemas planteados por la técnica. Aunque hay que ver en la técnica la capacidad no sólo exclusivamente mecanica sino decididamente conceptual; la "techné" griega en su concepto de obra. Hans George Gadamer en "Estética y Hermenéutica" describe "técnica" como "la capacidad espiritual de idear, planear, bosquejar, en suma, el saber que dirige el hacer". Y es al final, en la obra misma, por la técnica revelada, que se juzga la obra como adecuada o inadecuada. Queda así la dicotomía arte-técnica embebida en la propia obra desde la resolución de problemas estéticos o narrativos planteados como apuntaba Theodor Adorno en "Aesthetic Theory" como una ambigüedad concretada en su complementariedad: "Una obra permanece incomprendida a menos que su técnica sea entendida, pero similarmente, la técnica permanecerá incomprendida sino hay algún entendimiento de la obra en términos no técnicos".
Las morrocollas son el tema sobre el que gira la motivación y representación de casi todas sus obras. Son ciertas tortugas abundantes en la costa veracruzana con las que establece recuerdos e imágenes del pasado. Las formas de la morrocolla abierta en canal con los miembros extendidos es utilizada insitentemente intentando desentrañar los misterios que la forma esconde, o más bien ahondando en los entresijos y recovecos de la profundidad de sus recuerdos a través de éstas. Las experiencias condicionan la apreciación del significado, y quizás el propósito es alejado de lo que pretende el mismo Sergio pero, estas formas revelan un regodearse sobre la forma de una figura sexual. Vuelca tensiones de pasión interna sobre la forma expandida y extendida como subyugada en éxtasis. Y algo termina evocando en las figuras escultóricas a la cavidad femenina con esa abertura del abdomen de la tortuga que parece acoger un universo de materia en cada una de ellas. Más parece que las obras acarician el espacio de lo erótico de un modo sutil. Así puede comprobarse en "De la serie Morrocolla no.6", una obra de pintura en encáustica con la imagen de la morrocolla abierta y presentada, como en otras obras, abarcando casi todo el espacio del cuadro y aunque ésta nos remite al tema común, quizás este más relacionada con un sexo femenino con esa grieta dominante en la superficie de la obra. La simbología erótica aparece latente en casi todos los trabajos.
Las obras que destacan no son precisamente aquellas como "Animas" en que el libre y espontáneo circular de la mano sobre la encáustica deja rastro y huella de una atormentada batalla de color que no parece decidirse; parece la materia estar luchando con el color desacerbado. No. Creo, por el contrario, que cuando Sergio se muestra más contenido,sobrio y austero es cuando el resultado del entrecruzamiento técnico y matérico contribuye a mejores resultados como en la obra "De la serie Morrocolla no.4", un trabajo de encáustica y hoja de oro, donde el negro como color esencial modula la congruencia del material y la extensión de la forma de la morrocolla en turbios tonos de oro; economía de medios en el binomio oro-negro.
Así mismo, Sergio despunta su estilo de grabado y pintura con "De la serie Morrocolla no.7" donde el soporte se muestra invadido de la texura de pliegues embadurnados en negro, sobre el que la impronta en dorado de los surcos del grabado en linoleo marcan unas formas dinámicas que son acompañadas ajustádamente con unas contenidas extensiones de color azul y rojo. Otros grabados propiamente dichos, y que no son producción seriada, que presenta en forma de polípticos y la excelente obra sobre papel con texturas ocres "De la serie Morrocolla no.8" tienen esa maestría en la ejecución en donde incluso se vale introducir con certeza su propia firma como elemento gráfico totalmente contextualizado en la obra.
Las esculturas funcionan de una manera especial acompasando la narrativa pictórica dominante, pero atrapan su espacio propio con decisión, mostrándose siniestras, provocando un misterioso silencio hacia su interior cavernoso en el que Sergio despliega con libertad elementos materiales diferentes.
Una exposición que no ha de perderse y que nos aportará un panorama claro de cómo Sergio está contribuyendo a proseguir la exploración del arte del grabado desde la óptica de nuestro momento contemporáneo, insertándolo plenamente en la yuxtaposición predominante de los géneros y la disolución de sus fronteras. |