Jose Bayro, drama y expresión desde la bisagra.

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Lea en critic@rte el artículo sobre la exposición de 20 años de grabado de José Bayro en la Galería de la Universidad Iberoamericana de Puebla :

Bayro, la arquitectura conceptual del tiempo. Ramón Almela Febrero 2000

José Bayro. "Cuando amanece". 2000
José Bayro presenta una muestra titulada ?Resortes y perversiones? en el Museo Poblano de Arte Virreinal (4 Norte, 203 Centro Histórico. Puebla). Una extensa exposición de su obra que abarca desde dibujos y grabados a esculturas y pinturas, parte de las cuales fueron mostradas recientemente en Febrero en la galería Misrachi de Ciudad México.

Bayro se afirma en la figura, y en este sentido puede denominarse esencialmente figurativo y no símplemente porque su representacion está basada en componentes realistas, el cuerpo humano es su tema. En éste se despliega y con él se comunica, con él se expresa. Señalaba Merleauy-Ponty en El ojo y la mente: "Es ofreciendo su cuerpo al mundo como el artista transforma el mundo en pinturas". Este "ofrecerse al mundo" de Bayro se concreta en la esfera de afectos y emociones que despliega como persona en su entorno vital, una personalidad de profunda sensibilidad y humanidad. Y es éste mismo entorno vivencial que transforma en pinturas, las cuales no poseen una relación narrativa directa con sucesos sino que componen el conjunto de su subjetividad, su fantasía, sus recuerdos, su admiración. Carga las imágenes de contenidos simbólicos que pueden resultar desconocidos por el espectador, pero, aún así, podemos instalarnos en su universo. Y es que ese "cuerpo" que Bayro nos ofrece es su propio mundo interior que es esencia subjetiva perceptual del universo construido de su indentidad, de sus creencias y valores.

José Bayro. "Arquitectura" 2000
Una indudable huella aparece relacionando los seres de Bayro. Existe una homología en su elaboración que manifiesta de dónde surgen. Hay en la obra de Bayro una indudable expresión. La acepción de "expresión" ha sido asociada desde la modernidad temprana a la idea de una marca, una señal, la huella de la subjetividad. Pero, para comprender la interacción existencial de la expresión en el arte de Bayro habría que incidir más en el sentido etimológico de la palabra "ex-presar" que indica extraer algo por medio de un trabajo o esfuerzo sobre un material. Es la interacción entre lo que proviene de su interior y las condiciones del material sobre el que trabaja. Es el ajuste o concordancia entre las necesidades internas y las acciones externas.

Y no casualmente ha fijado la mirada en esas piezas articuladas que son las bisagras. La bisagra constituye la práctica del ángulo. Angular es flexibilizarse, encontrar salidas. A través de la apertura que provee su tridimensionalidad la obra sirve de resonancia a los planteamientos personales de Bayro. Proyectan su persona como historia dramática, no en sentido conmovedor, sino en lo que lo distingue de la tragedia y la comedia. En el drama, el héroe ha de sortear una imprevista carrera de obstáculos. Es la actividad desde la clave de conjugación del ángulo para hallar la salida a la aventura. Y así de manera alegórica, pero real en sus dispositivos articulados, Bayro centra su muestra en la capacidad de angulación de su obra por medio de la bisagra mental.
José Bayro. "En la siembra". 2000
A través del ángulo que las bisagras conforman, Bayro nos convoca más allá de la representación bidimensional. Sus tentativas anteriores se han consolidado en un encuentro con el mobiliario, el objeto y la presencia tridimensional de la obra pictórica. Un paso en actitud expansiva sin abandonar los elementos que han caracterizado su representación pictórica. Construcciones y artefactos de madera donde las puertas representan un papel doble al ser depositarias de la imagen y apertura al interior de otra imagen relacionada. El espectador debe interaccionar con estos dispositivos artísticos para contemplarlos. Es la confluencia de la superficie pictórica con el objeto. Y así mismo, el marco, como objeto, es integrado dentro de la obra.

La pintura es "en-marcada", encerrada, en múltiples y variados marcos que van de lo rococó a la simplicidad minimalista. Los significados de la pintura y su concreto marco se unen y envuelven en un todo interrelacionado y único. Es remontarse, de cierta manera, al Renacimiento italiano donde los marcos eran diseñados para cada pieza pictórica concreta; eso es lo que ha estado realizando Bayro en esta exposición. Su inclinación arquitectónica provee de espacio a la imagen, también a la usanza Renacentista donde primaban los elementos arquitectónicos en los marcos.
José Bayro. "El fetichista" 2000
Y no sólo a través de su actitud con los marcos se adentra Bayro en la Historia del Arte, sino usando algunos motivos de mitos conocidos como el alquimista, la figura de la venus, o el rapto de la Sabina. Fábulas o representaciones del pasado son abordadas sin ningún trazo de anacronismo, sino al contrario, quizás, como parte de esta era posmoderna de apropiacionismo al recuperar formas o estilos del pasado. Sus procedimientos pictóricos, así mismo, suenan al gusto por la técnica elaborada de temple y óleo en la historia del arte pictórico, acumulación acertada de las capas de color con un matizado equilibrio en la armonía de los colores bajo la vibración del gesto de la pincelada.

La ausencia de profundidad ilusionista en sus obras es un detalle distintivo de estilo, quizás inconsciente, pero que resalta en su concepción de la superficie espacial creada. No se fuerza al espectador a penetrar visualmente en el espacio sino a quedarse en la representación. Es una decisión representativa a la que contribuye enormemente el destaque del esquema horizontal dentro de la superficie pictórica. Y por otro lado, se evidencia el énfasis en la compartimentación subdividida de la superficie compositiva que surge armónicamente regulada en proporciones y relaciones de subdivisión áurea, que ya Vitrubio en el siglo I a.d. establecía en su tratado de arquitectura encontrando las relaciones de proporcionalidad que se encuentran en el cuerpo humano y en la naturaleza, y a las que las obras del hombre deberían ajustarse. Esta geometría oculta, como una retícula, subyace intencionada o no en todas las obras de Bayro. Es la fusión de racionalización y la sentimentalización. Sobre esta estructura bidimensional, Bayro articula un discurso de emociones que se conjuga dentro del espacio reticulado originando una atmósfera de melancolía como bien señala Pedro Angel Palou en la introducción del catálogo. Existe, además, un sesgo entre sentimental y tierno que se transforma en el manierismo vibrante de la expresión plástica en sus formas.
José Bayro. "Un mundo de pájaros" 2000
Es en el pequeño y mediano formato donde el estilo y la plástica de Bayro se mueven con mejor acierto. Su obra pictórica, gráfica y escultórica abunda en esos formatos. Cuando incursiona en espacios de mayor formato sus resultados no son convincentes. Esto se comprueba en la pieza pictórica, presente en la exposición, realizada sobre un biombo de cuatro paneles. Ni la composición ni la vibración matérica contenida dentro de las cuatro superficies cautivan del mismo modo que el mundo que logra crear en el resto de las obras.

Aunque la obra de José Bayro no se sitúa como discurso artístico transgresivo y renovado y se distancia, así mismo, de operaciones estéticas de crítica social tan habituales, se incorpora plenamente dentro de la gramática actual post-historicista.