¿Disfrute de una película en Puebla?

Ramón Almela. Doctor en Bellas Artes

Anualmente más de 3 millones de personas asisten a 9 centros de cine con un total de 56 salas de proyección en Puebla. La industria genera 264 millones de pesos de los cuales 100 millones son sólo de las entradas que pagamos por ver la película. La gran mayoría de salas pertenecen a Organización Ramirez. Pero, ¿Se puede disfrutar de veras la proyección de una película en los cines de Puebla?

Recientemente vi una película en una sala en Nueva York y me trajo a la memoria la frustración de ir a ver una película en Puebla. Ese día que, además leía que en Madrid y Barcelona acababan de estrenar al público, con el filme ?Fantasía 2000?, las dos primeras salas equipadas con tecnología DLP (Digital Light Processing, Procesamiento Digital de Luz), que ahora alcanza una calidad de imagen equivalente a la del celuloide y prometen superarla. La ventaja principal del nuevo sistema es que sustituye los metros sin fin de celuloide por varios centenares de gigabytes de un archivo informático, que se almacenan en un soporte magnético u óptico, permitiendo una más fácil distribución de las películas. En el futuro será posible experimentar más intensamente la contemplación de una película.
Cinepolis del centro comercial Angelópolis. fotografía de Ramiro Molina
Contemplar la proyección de una película es gratificante por sí mismo. Inmersos en la pantalla por su inmensidad, el sonido, el color?todo lleva a introducirte en la imagen. Otro asunto es ya, después, la película en cuestión. Pero resulta una experiencia reconfortante el acomodarse en una sala en la que el aire acondicionado se mantiene funcionando dentro de límites agradables, contemplar enfocada y nítidamente la imagen proyectada en la pantalla, y lo que es también importante?que la imagen que se observa es la planeada por el director sin corte en el borde del límite superior. Si la imagen es la razón de ser del cine, sus elementos son componentes esenciales del mismo. Y la composición no debe ser degradada por el corte superior que resta espacio a las cabezas y al equilibrio compositivo de la fotografía.

Se convierte en rutina tener que levantarme al comienzo de la sesión de cine en Puebla para indicar a algún empleado que la imagen está desenfocada, y muchas veces no llegan a acertar el enfoque. Incontables veces las que he tenido que buscar a alguien por los corredores de las salas para que subieran la temperatura del cine donde nos estábamos congelando?hasta el punto que uno ha de ir prevenido con una buena chamarra en plena época de calor. Y ¿Cuántas veces he tenido que solicitar que pongan el aire acondicionado cuando nos estamos asando dentro? Y no digo nada de la frustración que supone observar que la imagen planeada por el director es seccionada por la proyección saliéndose por la parte de arriba de la pantalla, ofreciendo un corte de la zona extrema superior de la imagen. Seguro que cualquiera que ahora lee esto experimenta estos inconvenientes alguna, o todas la veces, que asiste a una sala de cine. Quizás haya quien no percibe la dimensión compositiva de la película y tan sólo atiende al hecho narrativo y no se percata del problema. O quizás habrá quien no vea bien, o crea –como sé que ha pasado- que es un problema ocular propio. Pero aquellos que sienten continuamente la imperfección en las salas de cine no deben quedarse callados. Está ocurriendo que llego a ser el único que protesta en la sesión.

Dado mi pasado en Estados Unidos y España, mi inconformidad me empuja a exigir y reclamar por lo que no está correcto cuando pago por un servicio. En este caso, llevar la protesta hasta el mostrador de atención al cliente y solicitar el retorno del precio pagado por la película se convirtió en una repetida escena en el moderno complejo de Angelópolis. El encargado de la sala llegó a enfrentarse conmigo negando mis apreciaciones y en todo caso, echando la culpa a la cinta y a la implantación de los subtítulos de la traducción, incluso llevándome a la cabina, delante mismo de los avanzados aparatos de proyección. Y además quería hacerme creer que la película se había visto perfectamente. Como artista, siendo mi trabajo eminentemente visual, y habiéndome educado por años en la apreciación de la realidad pictórica no me valían sus consideraciones. Yo sabía muy bien lo que estaba viendo. No me convenció y lo dejé como uno más de los imponderables de la vida.

Poco después, viendo la película ?Sexto sentido? de Bruce Willis en Angelópolis salí frustrado una vez más por el enfoque y el corte superior de la imagen, a pesar de haber solicitado la atención de los encargados que seguían echando la culpa al laboratorio del film. Proyectándose la misma película en la sala 5 de Cinépolis Plaza Cristal, que fue renovada instalando el mismo tipo de pantalla y proyectores que en Angelópolis, me introduje un día para ver cómo estaba siendo proyectada. ¡Una completa diferencia! La imagen era definida y mejor enmarcada, y la cinta venía del mismo laboratorio. Esto me dejó claro que algo errado estaban haciendo en Angelópolis.

Compartiendo esta inquietud con otras personas del medio creativo me enteré de la razón de la imperfección de la imagen: Hay unos errores fatales en el diseño de la distancia de la construccion de la sala que debería estar ajustada para esos aparatos de proyección. Finalmente está claro uno de los motivos por los que no podemos disfrutar adecuadamente la proyección de una película en la mayoría de las salas de Angelópolis. ¿Están haciendo algo Organización Ramirez por corregir el error? ¿Protesta la gente? Parece que como el público sigue asistiendo y nadie eleva ninguna protesta, ni reclama por el deficiente servicio ofrecido no hay razón para invertir dinero en ello. Mientras sigamos yendo a las salas pagando el precio que cuesta y no se proteste con una unificada voz contra el nefasto servicio, no harán nada. Mientras no reclamemos la devolución del importe de nuestra entrada por no haber sido satisfechos con la calidad esperada, seguirán tratándonos como ovejas sin contemplación, cuidado, ni preocupación. El pueblo de Mexico ha demostrado que cuando finalmente se conciencia dice basta buscando el cambio de una política de corrupción y de intereses que lo tenía sometido.

Ya es hora de reclamar la calidad en los servicios que una empresa ofrece y por los que pagamos ¿Será posible sentarse en una sala de cine de Puebla confiando que será una experiencia cinematográfica completamente agradable después de pagar el precio por ello? Esto será posible cuando hagamos saber a los directores de Cinépolis que exigiremos una proyección acorde al nivel que se presume: Que las salas sean atendidas con efectividad desde las cabinas de proyección enfocando la imagen y controlando la temperatura. Si no, estamos en nuestro derecho de pedir nuestro dinero de vuelta reemplazándolo con una entrada gratuita a la salida de la sesión. Este es un comportamiento completamente normal en los paises desarrollados cuando una empresa no corresponde a ofrecer el nivel que se le solicita. Esto me ocurrió en New York y en Madrid por ciertos problemas en la proyección y el clima de la sala. El dinero o pases de entrada para otra película me fueron entregados reconociendo el mal servicio dado. Del mismo modo, en estos paises, cualquier producto que no es de tu satisfacción, lo devuelves y te retornan el precio pagado.

No debemos estar levantándonos para solicitar que corrigan el enfoque o el encaje acertado de la imagen en la pantalla. Contribuyamos a elevar la calidad de las proyecciones cinematográficas en Puebla solicitando y exigiendo firmemente el retorno del coste de nuestra entrada en el mostrador de atención al cliente cada vez que las condiciones de la proyección no hayan sido de nuestro agrado.