Apuntes sobre el cuerpo en la fotografía de desnudo

Ramón Almela. Doctor en Bellas Artes

Kino
Observando varias de las muestras que con motivo de Fotoseptiembre tienen lugar puede encontrarse la fascinación existente en la actualidad por el tema del desnudo. Esto conduce a varias consideraciones reflexivas sobre el tema del espectador, el cuerpo y la obra fotográfica.

La condición actual del arte contemporáneo convoca a una desintegración del cuerpo. El desnudo apunta hacia el peligro, delata la precariedad de nuestro yo moderno y su falta de base. Se constata la teoría de Sigmund Freud que el cuerpo es el primer ego, y cuando el yo se desintegra, así también el ego.
Raúl Jordan. "AltarII"
El desnudo en la pintura ha sido un tema recurrente desde diversos aspectos y dimensiones. La aparición de la fotografía inauguró una nueva dialéctica entre ambas disciplinas. En una primera fase, la fotografía tiende a imitar las características propias de la pintura con el objetivo de superarlas e ir adquiriendo progresivamente su específica personalidad. El tamaño de las placas enfocado al mismo uso que el cuadro de género, los retoques en la foto para dotarla de colores que no puede reproducir, la composición para imaginar escenas e historias imitadas de la pintura, el parecido de los tipos iconográficos evocando los clásicos, la búsqueda consciente del claroscuro a manera del barroco. La fotografía de desnudo fue empleándose como auxiliar en la realización de la obra pictórica. Ingres, Delacroix y Courbet encargan estudios a fotógrafos que luego utilizan en su obra. Poco a poco los ojos del pintor comienzan a ver según el objetivo de la cámara.

La fotografía representa una gran posibilidad por parte del gran público para acceder a la creación de imágenes, gente que no abordaría otros medios artísticos. A través de sus temas, por su gran difusión puede advertirse la inclinación subyacente en la gran mayoría. Y el desnudo a pesar de lo que pueda parecer, por acostumbrado que el ojo esté, sigue siendo el más extraño, difícil y desconocido de los objetos.
Ariane Lopez-Huici "Aviva"
La fotografía se impone por su función experiencial y proyección del sujeto vivo. La toma fotográfica del cuerpo desnudo empuja a una reflexión sobre la percepción del cuerpo ajeno, la experiencia del propio y la expresión en el arte. El más apropiado modo de abordar este análisis es con el método fenomenológico. La fenomenología comprende el estudio de las vivencias como acto psíquico con sus objetos intencionales. Es la ciencia de la esencia de las vivencias. Hay que rechazar la idea del conocimiento corporal en términos mecanicistas provenientes de la psicología cartesiana que establece una dicotomía entre el sujeto y el objeto. La representación de nuestro cuerpo se realiza desde una subjetividad natural y la contemplación de otro cuerpo, un objeto, se realiza mediatizada desde nuestra misma experiencia corporal. Merleau-Ponty afirmaría: ?Mi cuerpo no es un objeto? De este modo no podemos adentrarnos en la reflexión usando una idea como que el yo conduce a nuestro cuerpo; mi cuerpo es una unidad. No puede captarse la unidad del objeto sin la mediación de la experiencia corpórea. La experiencia que tengamos de las cosas se efectúa siempre en el marco de cierto montaje del mundo, montaje que es la definición de mi cuerpo.
Rolf Seul
Existe una unidad entre la conciencia perceptiva y el mundo percibido. Merleau-Ponty afirma en su teoría cómo en el proceso a través del cual el cuerpo vivo se dirige a un mundo, se abre a las cosas y simultáneamente se prolonga en ellas y hace de ellas prolongación de sí mismo. Y entonces, del análisis fenomenológico de la percepción pasa a la creación de la teoría estética cuando concibe la obra de arte como una extensión ejemplar de nuestro ser corporal. Es la expresión de nuestro ?ser-en-el-mundo?.

Así, la obra de arte no se reduce a materia, sensación, cosa; tampoco imagen, idea o significado. En sentido Merleaupontiano es carne; materia viva, idea sensible, sentido operante. Y así mismo afirma Donald Kuspit en ?Body/Body problem? comparando con la característica de unidad del texto lingüístico: ?El cuerpo es el texto hecho carne?

La creación artística trasciende a la obra. Dentro de este marco fenomenológico planteado hay que percatarse que el que hace la obra de arte es un cuerpo, el acto creador es un acto corporal y del cuerpo. La obra de arte es un cuerpo, como objeto estético. Y también es un cuerpo quien la aprehende, la contemplación es una acción corporal y del cuerpo. A través de la experiencia estética nuestro cuerpo deviene él mismo objeto estético, obra de arte; es decir, un ser más expresivo, más libre. Es un nuevo cuerpo que dirige la creación hacia sí mismo. El cuerpo humano aparece entonces como vínculo de comunicación, como experiencia estética. El cuerpo como idea. La fotografía de desnudo como materialización sensible y viva de ideas. El cuerpo se hace denso de significado y de sentido.
Joel Peter Witkin
Mostrarse desnudo no era lo mismo que mostrarse sin ropa en la representación del pasado. Kenneth Clark en su libro sobre el desnudo expone lúcidamente la diferenciación, pero insiste que hoy ya no se estructuran dentro de una pareja de opuestos, aunque siguen representando un grado más alto y más bajo de mediación cultural, en el que estar sin ropa representa aún los signos más transparentes de clase y sexualidad. En el arte moderno la distinción entre estar sin ropa y desnudo ha perdido su peso, la diferencia entre lo empírico y lo ideal se ha difuminado. El cuerpo pasa a ser una alegoría de su propia vulnerabilidad. Así lo manifiesta Donald Kuspit con un toque psicoanalítico: ?La desnudez es perturbadora, de cualquier modo que la sexualicemos porque inconscientemente nos recuerda el día que nacimos, recordándonos sobre nuestras limitaciones y la muerte?Esto es por lo que los mejores desnudos se insinúan en nuestra psique?.

El desnudo en la fotografía une la objetivización que el autor hace de sí mismo con la observación de su realidad, y destila la condición de la sociedad en la que vivimos. La desintegración del cuerpo mostrada en tantas fotografías revela la inestabilidad y el caos. Lo grotesco es parte inherente del repertorio actual. Esta visión del desnudo como un cuerpo roto, la radical fealdad, y la desnudez física y emocional que destilan son las señales de esa búsqueda de identidad en la deshecha contemporaneidad.

Lo bello aparece como contrapunto afirmativo evocando la distinción que Erich From hace al analizar actitudes del ser humano en ser y tener. Si lo biológicamente grotesco se equipara con tener, la belleza se equipararía con el ser como aspiración y escape de la alienación de los medios materiales. La fotografía sirve de canal al cuerpo humano para la autorreflexión vivencial ponderando las vicisitudes del yo en esta transición vital prolongándose en el cuerpo fotografiado como proyección de uno mismo.
Vanessa Beecroft