Antonio Álvarez coincidiendo con el
Primer Simposio de Arte Contemporáneo.

Ramón Almela. Doctor en Bellas Artes

El Primer Simposio de Arte Contemporáneo realizado el 9 de Noviembre en la UDLA (Universidad de las Américas-Puebla) y dirigido por Cuauthémoc Medina analizó la situación de la Globalización y sus efectos en el arte mexicano. Motivó reflexiones y especuló sobre un arte para un siglo "Post-México". Las ponencias derivaron hacia un matiz de indudable análisis sociológico de tono marxista y propuestas artísticas alternativas enfatizadas desde los aspectos de la función del arte como denuncia y crítica socio-política del nuevo capitalismo abanderado por la teoría de la globalización, que propugna un adelgazamiento del control de los estados locales. Esto origina una desvaloración de las obras surgidas de la manipulación sensible de las imágenes al valorar con mayor acento aquellas basadas en la operación mental del arte y de una comunicación inteligible, como si construir arte fuera tan sólo un ejercicio de reflexión sobre el caos cultural y no también un modo de introspección íntima del ser artista. Se termina superponiendo este discurso artístico sobre el de la realidad tangible del objeto artístico.
En las ponencias de Cuauthémoc Medina, Oliver Debroise, Osvaldo Sánchez, Taiyana Pimentel y Michelle Faguet, críticos y curadores que están acaparando la nueva ola crítica contemporánea mexicana, dominaban las implicaciones históricas marcadas desde sus raíces intelectuales, más que el ahondamiento sobre el fondo plástico y polisémico de la creación. Énfasis puesto en la idea de arte como praxis social protagonista del quehacer histórico en detrimento de reflexiones estéticas vivenciales. Examen de la situación de la globalización como producción del arte que responde a una función histórica. Hasta el punto que Michelle Faguet afirma como tiende a usar la teoría histórica para justificar el arte, igual desfiguración ejecuta el historiador de arte cuando trata de usar el arte para justificar la teoría.

Situadas las estructuras burocráticas del arte en crisis, la ideología de nación resbala con la invasión de productos culturales que ponen en entredicho
las identidades. Los artistas formulan sus discursos plásticos en un espacio de deslizamiento. Oliver Debroise realizó un recuento histórico del desarrollo de la influencia de la globalización mercantil sobre el arte en el panorama mexicano en las recientes décadas. Se atendió el neomexicanismo que en la década de los 80 fue dirigido por el discurso oficial en busca de la construcción del estado nación. Formas hegemónicas, autóctonas conformaban la iconografía como arte de exportación. En los 90 se produce un discurso alternativo al anterior. Se instala una revisualización de las imágenes neomexicanas como mecanismo de perversión y parodia en esa extensión homogeneizadora de la globalización y como acción contra el globalismo. Se ensalzó el arte con función irónica y que promueve la toma de posturas desde posiciones marxistas críticas y que utilizan el arte como sistema para difundir el desmantelamiento.

La controversia y la polémica se elevaban en las intervenciones que el público asistente pudo realizar. Se esperaba un examen más amplio a la situación del arte contemporáneo y se comprobaba la exclusividad y estrechez de los análisis planteados, sin duda alguna acertados, enriquecedores e influyentes, pero que no contemplaban aspectos artísticos del poder simbólico y seducción estética que también influyen en la creación contemporánea. Curiosamente, una alusión del público a favor del comentario sobre la realidad del arte en internet fue desechada por Oliver Debroise por ser objeto de otro problema, realidad de círculos y redes extra circulares según expresó. De nuevo, un exclusivismo al tratar el tema de la globalización como una problemática del discurso de la Izquierda Mexicana. Las divergencias del público colaboraron a crear un ámbito de interés en los diferentes discursos y preferencias que se llegaron a manifestar.

De cualquier manera, el simposio contribuyó a incorporar a la conciencia de los creadores de arte y analistas sobre cómo la rearticulación de las fronteras económicas y la situación de cambio geográfico de muchos creadores impulsa también la desterritorialización de las prácticas artísticas con respecto a sus contextos nacionales o locales.

Antonio Álvarez se instala en esta revisualización de las imágenes neomexicanas. Su muestra "Prohibida la reproducción" se presenta en la galería de arte Síntesis (18 Oriente 401-A, Barrio de San José) Opta por contar a través de un humanismo y énfasis en la factura de la pintura, historias e imágenes que en la niñez impactaron su imaginación infantil. Su obra está basada en iconografía de santos, vírgenes y sobre todo del niño Jesús.

Intrigado desde jovencito por la figuración y representación que le rodeaba en la asistencia a la misa dominical se envolvía en los detalles de las esculturas y pinturas de la virgen de Guadalupe, las sangrientas representaciones de Cristo, o las esculturas de un monaguillo sosteniendo la alcancía. Su sensibilidad quedó impresa por el drama del santo niño cieguito y otras 25 versiones del niño Dios que pululan por los hogares e iglesias del entorno mexicano. De algún modo, sus lienzos parecen cumplir una función psicoanalítica terapéutica desde la confrontación y revisión de los recuerdos y los traumas que las obsesiones infantiles conforman en el carácter.

Sus reflexiones en torno a la realidad de su expresión figurativa fueron elaboradas para su tesis de maestría de pintura en la Universidad Cristiana de Texas: "El Santo Niño Doctor revela el Gringuismo Mágico". En su encuentro y vivencia de la cultura de Estados Unidos se percata de un dato en el que centra su tesis: Que tanto la cultura mexicana como la estadounidense idolatran imágenes. La cultura se mezcla y las imágenes se funden en un mundo protagonizado por la permanencia de los iconos populares. Es así como Antonio Álvarez imprime en su obra esa ironía que prevalece en los discursos plásticos de los 90 en sintonía con la revisualización de la iconografía mexicana que manifiesta la problemática de la globalización vertida inconscientemente por los artistas.

Observando el proceso seguido por su obra puede rescatarse un registro permanente en sus trabajos factible de leer como dualidad en diversos planos significativos y denotativos de su obra como una intención de quebrar la tensión entre imágenes interiores y las circunstancias reales, pero que no se disuelven, se mantiene la contraposición y dualidad en superficies entre la factura real de la textura y la impresa del cartel. Los iconos lineales que pululan en el espacio y las figuras predominantes. La contraposición entre los ídolos de cultura popular y los religiosos, los iconos mexicanos y los estadounidenses. La tensión representada entre lo profano y lo adorado religioso llegando a acceder desde lo literal a lo conceptual como en "Cuadro Santa Barby". E incluso, en la presentación compositiva usa frecuentemente la complementariedad de figuras duales, masculino-femenino, dos iglesias.
Antonio Álvarez presenta en esta muestra óleos, grabados en serigrafía y monotipos. Su distintivo lenguaje de pincelada es un atributo desde hace varios años. Puede escudriñarse su trabajo evolutivo en esta exposición desde los esquemas rígidos de dinamismo de pincelada sobre la superficie plana hasta en los últimos tres años donde experimenta una apertura en el espacio dimensional y sígnico al incluir la superposición matérica sobre carteles y practicar un esgrafiado con la técnica encáustica. Logra ahora que el manejo de la pincelada se haga más integrada y adquiere una coordinación ajustada con la forma y los subyacentes iconos transculturales que inundan el espacio de la superficie pictórica.

En la obra de Antonio Álvarez se produce una interrelación fácil con el espectador que contempla la obra pues al mismo tiempo que recurre a elementos intrascendentes y cotidianos que están en la mente popular, se conecta con sus representaciones religiosas inmersas en las creencias colectivas del pueblo con un lenguaje simple y efectivo de representación fragmentada, pero accesible.