Quiero volver a tu entrega voluptuosa, a tu entusiasmo erótico incontenible, a nuestro mundo descubierto que nadie tuvo: tu desnudez impúdica y mi alocada apropiación.

Mi cuerpo se expone caliente a tu visión, al toque de tus manos poderosas. Nada cubre mi torso que robusto se inclina hacia la blandura de tus senos vibrantes. Mis piernas se erigen dominantes palpando a lo largo toda tu piel, tu cuerpo junto al mío. Mis manos te cubren y se combinan con mis labios para comprobar el sueño que vivimos: extasiados por la provocación de nuestra atracción que nos encadena y envicia. Los rincones se explayan abiertos desvaneciendo dudas y, apartando impedimentos, se vuelven terreno amplio compartiendo la humedad y enajenación de tu lengua y mis dedos, tus labios y mis manos, mi pene y tus pezones, mi mirada, y tu sonrojo, tu descaro y mi ansia contenida, tu urgencia y mi parsimonia. Alterados y jadeantes, tus senos son forzados y presionados mientras mi empuje te penetra y te sientes poseída, apoderada de la potencia varonil. El ímpetu sensual de tu vientre y tus muslos te agitan incontenible, enérgico.

Te rodeo y te atrapo inmovilizada con mis besos duros y mis arremetidas que te trasladan, te atropellan y te revuelven entre sensaciones, dominada por el olor de mi sudor y el sonido de mis palabras que te elevan a un espacio donde el amor se tienta como palpas mi cuerpo desnudo, terso y tenso. El poder de tu voluptuosidad acaricia, fortalece y mantiene mi potencia viril encaramándome una y otra vez sobre los volúmenes que muerdo y beso, desenfrenado e incansable. Tu cuerpo, tu ser y nuestro amor se han convertido en la maravilla de nuestra vida.

Entrega volutuosa
Ramón Almela
atc@criticarte.com
Fotografías de Verónica Paredes

vero_ps@hotmail.com

Publicado el 23 de Agosto de 2008