Bajaste la intensidad de la luz invitando a la perfecta belleza de la calma. Invadidos por una música tersa, rebosante de sensualidad, nos elevamos a una sinfonía de erotismo y placer en tono de entrega. . . Mis emociones yertas se alertaron, mi razón languideció. . . Un turbio temblor recorrió mi cuerpo habitado por el deseo cuando tocaste mi rostro con respetuosa suavidad. Juntos, mi mansedumbre y tu bravura.

Sentí un peculiar estremecimiento en el bajo vientre que culminó en las ingles. Me atraes hacia ti mientras tu mirada llena de relámpagos me desarmaba en voluptuoso deliquio. Bailábamos. . . El sonido de fondo seguía recreando maravillosamente la atmósfera. Las ropas se convirtieron en una insoportable ofensa que separaba nuestras pieles. . . Entre la embriaguez del vino y la de tu olor nos dimos besos fieros, besos compitiendo entre ardor y pasión. . . besos de amor.

Te abrí con parsimonia los botones de mi blusa y tú la abriste por completo, dejando al descubierto mi sujetador negro que contrastaba con el claro de nuestras pieles. . . Froté mis senos semidesnudos contra tu pecho y sentí tus pezones insólitamente erectos como los míos. . . Lanzaste un gemido de estremecimiento en el despacio preludio del amor. . . Deslizaste tus manos hacia mi espalda topándote con el brasier desabrochado. . . Tus dedos presionaban, se movían, buscaban. . . sentían. Nos bebíamos el uno al otro en besos desesperados. . . Te contemplé fascinada y me abandoné al gozo de ser acariciada. . . tomaste mis pezones duros en tu boca, uno tras otro, utilizando tu lengua y tus dientes, mientras yo abría la bragueta de mi pantalón induciendo mi mano hasta mi sexo rasurado frotando mi clítoris, exploré mi húmeda gruta obscura para después, con mis dedos, impregnar tus labios del espeso líquido y besarlos con singular devoro. . . Semiinconsciente de placer supliqué tu lengua dentro de mi boca. . . El sabor me mareaba, podía captar mi propio aroma en tu aliento. . . Nos besamos profunda y prolongadamente, al tiempo en que aprisionabas mi grupa tocando impúdicamente.

Vencidos. . . Dominados por una fuerza que rebasaba a ambos, atraías firmemente mis caderas hacia tu virilidad. Sintiéndote a punto de la fuga, acaricié tu falo. . . Tu miembro insepulto, firme y brutal. . . Mordida por la pasión me incliné a liberarlo. . . Lo acaricié, rocé con mis labios las más íntimas parcelas de tu ser, lamiendo y mordisqueando tus testículos. . . Las venas de mis sienes palpitaban bruscamente a punto del arrobamiento. . . Enredábamos nuestras lenguas con brutal intensidad. . . Casi flotando me llevaste a tu cama. . . Me tumbé y sacaste mis pantalones con ansias. . . mi estorbosa ropa interior. . . Colocaste mis piernas sobre tus hombros y exploraste con sabiduría la carne escondida. . . La delicada y secreta piel de mi entrepierna. Queriendo alargar el disfrute que la premura traiciona en el lenguaje secreto de los gemidos, tus muslos separan del todo mis piernas, doblé mis rodillas para rodearte el cuerpo, me penetras hasta el fondo de la cueva caliente, jugosa y dispuesta. . . La abundante humedad con la que mi propicia vagina recibió a tu altivo falo dispuesto a combatir se agitó con desesperación acogido entre mis cálidos muslos. . . La música con su cadenciosa excitación marcaba los ritmos. A veces era un animal enfebrecido moviendo rítmicamente mis caderas, tus dedos ígneos, exploratorios y frotantes. . .

Sentí palpitar tu pene seco y duro sediento de suave humedad. . . lo sentí todo dentro. . . sentí placeres arrebatados mientras me cabalgabas frenéticamente. . . acariciabas y pellizcabas mis pezones, el agudo dolor aumentaba mi éxtasis. . . Me incorporé y me coloqué sobre ti para recibir toda tu virilidad. . . trastornada, sentí la brasa que me penetraba inflamando mi vientre cada vez que levantabas tus caderas para introducirte más profundamente. Sentía mi carne desgarrada por una fuerza animalesca que me partía en dos. . .

Hacíamos el amor, frenéticos. Nos besábamos, nos mordíamos y nos lamíamos como si en ellos se nos fuera la vida. Levantaste mis piernas doblándolas contra tu pecho para encajarme más violentamente. Trastornada y agitada por los embates del placer, dejamos escapar frases eróticas y centelleantes provocándome descargas inefables, dejándome fuera de mí.

Me penetrabas con suavidad y persistencia, para retirarte con fuerza después obligándome a implorar. . . mis caderas buscaban suplicantes tu miembro, procurando que me penetraras lo mas profundo posible…. No pares. . . Hasta el fondo. . . Mójame. . . No pares. . .

El desmesurado roce se repitió hasta el amanecer, consumiéndonos en mil caricias, mil fulgores. . . Perdiéndonos y encontrándonos toda la noche. . . Dormida aspiraba el entorpecedor perfume de tu piel. . . El olor a sexo culminado. Todo el tiempo sentía la delicia de tu mano en mi caverna húmeda de ti y de mí. . . El cielo de dormir con nuestros dedos entrelazados, parece fantasía. . .

En pleno desasosiego me convenzo. . . Soy la mujer, que he deseado ser para ti. . .

Hasta el amanecer
Carolina Gálvez
atc@criticarte.com
Como un niño Carolina Gálvez
Tócame Carolina Gálvez
Enteramente tuya Carolina Gálvez
Mientras el sol aguarda por salir Carolina Gálvez
Sólo quería más de ti Carolina Gálvez
Sangre y Miel Carolina Gálvez
Derrama tu líquido ardiente Carolina Gálvez
Comentarios de Marcelo Racca desde Argentina

Pocos escritores americanos del género de Carolina Gálvez , han merecido mi atención , y ninguno dentro del hispanismo "eróticos" ha despertado tanto interés como la autora de "Hasta el amanecer", y "Sangre y miel ", entre otras, en mi persona y en la de lectores amigos de habla española. Se escribe copiosamente sobre este género...[+]