Gabriel Orozco

Marco Morales. Maestro en Estética (artehoysintesis@yahoo.com.mx)

Gabriel Orozco. "Black Kite" 1997
Hasta el 25 de febrero se presenta Gabriel Orozco, exposición del artista de origen mexicano, en el Museo del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Esta muestra, la más extensa realizada por Gabriel Orozco, es probablemente, junto con Esquiador en el fondo de un Pozo, de lo más sobresaliente para ser visitado por todos los interesados y entusiastas del arte contemporáneo. Nos permite conocer más sobre la producción artística y propuesta estética de uno de los artistas contemporáneos considerado por museos, galerías, críticos y académicos de irrefutable seriedad; así como también reflexionar, frente a la obra expuesta, sobre el arte contemporáneo.

En la exposición se pueden ver piezas nunca antes expuestas en México así como otras de carácter más intimo en el sentido de mostrar "trabajo en progreso" de conceptos de obra o de exposición. Posibilidades de la imaginación del artista y del espectador. Así, en la sala del segundo piso Jorge Gonzáles Camarena, se pueden ver parte de los cuadernos usados por Orozco cotidianamente, y que se muestran por primera vez, al menos en una exposición abierta al público. Este hecho no deja de llamar la atención. Probablemente se trate de ampliar las posibilidades para acercarse y "comprender" los conceptos detrás de la obra de Gabriel Orozco, así como su idea sobre el arte. De igual manera, los mapas expuestos o apuntes para proyectos de exposición que
Gabriel Orozco en la exposición del Palacio de Bellas Artes
son muestras que imaginamos a través, entre otros de los exhibidos, del Mapa de la Serpentine Gallery (Londres, 2004, apuntes para proyecto de exposición sobre el plano de la galería, 37.4 x 153.3 cm.) Del Mapa del Museo de
Arte Moderno (Nueva York, 1993, apuntes para proyecto de exposición sobre el plano del museo, 70.4 x 92 cm.). Y del proyecto curatorial de la exhibición y compararla con el Mapa del Palacio de Bellas Artes (México 2006, apuntes para proyecto de exposición sobre el plano del museo, 28 x 129 cm.).

La propuesta curatorial de la exposición estuvo a cargo de Patrick Charpenel que, junto con Gabriel Orozco, decidió mostrar la obra a partir de las "técnicas" y/o los distintos medios usados por el artista. Así, en la Sala Nacional, se encuentran las mesas y el cráneo. En la sala
Gabriel Orozco. "Caracol hundido flotando" 2004
Diego Rivera, arquitectura y objetos. En las salas del segundo piso, Jorge Gonzáles Camarena y David Alfaro Sequeiros, se exhiben cuadernos y dibujos, así como pinturas y oro respectivamente. En la sala Rufino Tamayo, cucharas y alas. En la sala José Clemente Orozco, Fotos y terracota. Finalmente, en las salas de la planta baja; Justino Fernández y Paul Westheim se muestran espumas y casa observatorio y videos respectivamente.
Gabriel Orozco. "Pelota ponchada" 1993
La exhibición comienza con una declaración de principios. Dos piezas que nos remiten, por un lado al origen de la misma, el autor, y por otro al inicio de nuestra relación con el mundo, nuestra interacción con él, más concretamente, con el espacio: Nuestras dimensiones. Vemos frente a la entrada de la primera sala, la Nacional, la obra Piedra que
cede (1992, plastilina) y Estela (2005, carboncillo sobre muro), en ese orden; como si una fuese el reflejo de la otra. Sí y no. El diámetro de Estela son los brazos extendidos del artista y el peso de Piedra que cede es, en el límite, el de Gabriel Orozco. El artista admite conscientemente lo temporales que somos, aprecia el instante, usa a su favor la existencia del azar. Sabe muy bien lo dominante que puede ser. Lo aprovecha y crea configuraciones, cuyo efecto en el espectador es de franca emoción –entusiasma –, sobre telas con pelotas de tenis: Órbitas con seis puntos de gravedad (2005, acción con bolas de tenis y acrílico sobre tela). Efectivamente, en esta pieza se encuentran elementos que de manera constante se verán a lo largo de la exposición. Concretamente me
Gabriel Orozco. "Piedra que cede" 1992
refiero al traslado de lo cotidiano a la obra de arte y a las propiedades físicas de esa cotidianeidad junto con la poca resistencia que el artista ofrece al azar incorporándolo en su trabajo. Elementos como lo son los balones de fútbol, restos de cajas de cartón, caracoles, huesos, metal, piezas que dejan ver el paso del tiempo y nos remiten irremediablemente al mismo recordándonos lo temporales que somos a través de la transformación de la materia señalando, al mismo tiempo, el lugar donde el arte se encuentra.
Gabriel Orozco en el Palacio de Cristal de Madrid 2005
reproduciendo su aportación arquitectónica en la Bienal de Venecia
Así es. En las mesas de trabajo encontramos colecciones de objetos cotidianos. El rango de tipos de objetos coleccionados es, verdaderamente, amplísimo. Parte de una mesa pueden ser balones de fútbol envejecidos con trazos hechos por el artista o únicamente los balones, latas, pedazos de cajas de cartón, intervenidas o no por Orozco, piezas de arcilla elaboradas por él, huesos, conchas que tras el paso del tiempo han ganado texturas y formas nuevas. Estas colecciones, nos remiten, por un lado a una resignificación y reciclaje de los objetos en cuestión; unos usados como materia prima para la creación; es decir, han sido intervenidos por el artista, otros convertidos en objeto de arte, una "especie" de readymade. Por otro lado a la acción del tiempo, que aunque no en todos los objetos coleccionados, esta siempre presente, dejando ver, contemporáneamente, lo temporales que somos y lo atemporales que son los objetos cuando son extraídos del espacio para el que fueron usados. Es evidente, por el estado físico de los objetos, que ya no pueden ser vistos cumpliendo la función que alguna vez estaban cumpliendo. Adicionalmente es posible pensar, de alguna manera, que hay crítica a la sociedad de consumo y al mismo sistema capitalista. Finalmente, estas mesas no sólo son piezas de arte sino que además nos dan cuenta de una parte importante de los materiales que son usados por Orozco al momento de producir.
Gabriel Orozco. "Sin Título" Collage, grafito y tinta sobre boletos de avión 1995
Hay una iteración conceptual a lo largo de la exposición que nos permite conocer las preocupaciones del autor, sobre las que ya hemos hablado, a través de su obra. Estas atienden a conceptos complicados, problemáticos. El tiempo, espacio, el azar y el arte, entre otros. Nos obligan a pensar, demanda actividad por parte del espectador. Que mira y se cuestiona. La claridad conceptual del creador permite, no con facilidad pero si con cierta transparencia, responder a las preguntas. Existe, pues, un doble mérito en Gabriel Orozco. Que permite comprender porque críticos, académicos y coleccionistas se han interesado por su obra. Que refleja la labor intelectual del artista –allende de lo polémico que resulta el arte contemporáneo particularmente para el público mexicano–, así como también destreza técnica al momento de la creación artística.
Gabriel Orozco. "Horses running endlessly" 1995
Existe otro tipo de iteración presente en la exposición que de manera más explícita usa Orozco. Sus pinturas que dejan ver a través de la precisión con la que han sido ejecutadas su dominio de la técnica. Hay también oficio. Siempre haciendo uso de la línea y de la circunferencia vemos patrones que permanecen El ojo de Go (acrílico sobre tela, 2005, 120 x 120 cm.) Con, por ejemplo, el conjunto de pinturas Árbol del Samurai (Acrílico sobre tela de lino, 2005, 120 x 120 cm.) En sus distintas invariantes, invariante rojo 3, diagrama invariante rojo, invariante blanco 2, diagrama invariante blanco. Donde las configuraciones son similares, las circunferencias de distintos diámetros, partidas con exactitud por el uso del color, límpidamente definidas. Dejan ver también como el espacio pictórico se encuentra partido en cuadrados. La composiciones geométricas de este grupo de pinturas, no privativo de ellas –se encuentran también en los distintos Atomista[s](Gouche y tinta sobre impresión color Xerox, 1996) o sobre los distintos boletos de avión intervenidos– se vuelve no sólo más evidente sino con un impacto visual mayor en los Árbol[es] del Samurai (Temple y hoja de oro sobre madera, 2006, 54 x 54 cm.) 2X y 2J al usar la hoja de oro. Que indudablemente nos deja ver como los momentos históricos, estéticos –la sensibilidad propiamente–, se yuxtaponen. Continuamos siendo los mismos de antes pero diferentes.
Gabriel Orozco. "My hands, my heart"
Gabriel Orozco. "Arbol del Samurai" 2006
Publicado el 24 de Febrero de 2007