Los pornógrafos

Marco Morales. Maestro en Estética (artehoysintesis@yahoo.com.mx)

Cartel de la película "The pornographers"
Para Emilio por germinar mi sensibilidad
La película del director japonés Shohei Imamura, "Los pornógrafos" (en DVD: "The Pornographers: Introduction to Antropology" The Criterion Collection 207, USA, 2003), filmada en 1966, me da la oportunidad de, tal vez tardíamente, explicar uno de los objetivos de esta columna, que es trazar una línea que nos permita "visualizar" el arte contemporáneo.
Recientemente han preguntado por mi elección de películas. Concretamente por aquellas que han sido filmadas lejos del pasado reciente. Hace un tiempo escuche la pregunta de por qué, al hablar del arte hoy, se hacía referencia a las vanguardias, o más cerca de nosotros, de la obra de Andy Warhol y sus contemporáneos. Lejos de una tradicional crítica historicista y de su implicación causal, por aquellos que además han declarado la muerte de la historia, intento una de carácter estético, es decir, relacionada con los sentidos, con la sensibilidad, que no niega la existencia de una cierta causalidad. Así, en lugar de pensar una línea de eventos relacionados entre sí creando una especie de línea recta con pendiente uno, he optado por una yuxtaposición de acontecimientos cuyo vínculo no deja de lado el azar.
En el 26º Foro Internacional de la Cineteca, que ha iniciado este pasado 1 de septiembre se encuentra programada Cafe Lumière (2003) del director Hou Hsiao-hsien; quien, en dicha película rinde tributo a Yasujiro Ozu quien fue mentor de Imamura, director del que ahora nos ocupamos. Esto es para ejemplificar que, antes que pensar
en causalidad entre el cine de los tres directores asiáticos encontrando "evidencia" de ello en sus películas que nos ayuden a entender su obra –el presente desde el pasado o inversamente –, que no está mal; se trata de entender que no existen líneas que dividan espacios que nos permitan afirmar donde comienza una cosa y/o donde termina. Por ejemplo, Ozu e Imamura, no son precisamente contemporáneos; sin embargo, filmaron contemporáneamente, al igual que Imamura y Hou Hsiao-hsien, quienes a pesar de la diferencia espacio-temporal existente entre ambos se pueden ver películas filmadas por ellos en 2002 y 2003 respectivamente. Una manera más clara de expresar lo contemporáneo, el arte hoy, es pensar que, a grosso modo, la sensibilidad que nos corresponde se terminó de gestar durante el romanticismo, o al menos mucho de lo que seguimos esperando del arte actualmente proviene -más o menos- de los románticos; y al mismo tiempo, que mirar lo contemporáneo incluye este tiempo que se superpone sobre si mismo. Así, Imamura, en una reflexión ética nos propone lo conflictivo que puede ser el sexo, ahora que se acerca el 11º Salón de Arte Erótico, en la ciudad de Puebla.
Yoshimoto Ogata (Shoichi Ozawa) vive de la pornografía que considera un bien para la humanidad que él mismo considera patética. A pesar de ello, vive abrumado por su relación con Haru Masuda (Sumiki Sakamoto) madre de Koichi (Masaomi Kondo) y Keiko (Keiko Sagawa). El conflicto que enfrentan los personajes de la película de
Imamura, idénticos a los de occidente, se encuentra en la infidelidad y el incesto que, de alguna manera, distraen la atención de un problema en el que los dos anteriores se circunscriben. Ubicados en el contexto de la sexualidad, ambos elementos hacen referencia a una pulsión primitiva, natural para el señor Ogata, que el proceso civilizatorio se ha encargado de contener, limitando la "libertad", a decir de él mismo, que extraña y que no se permite: Se ha decidido por Haru en lugar de Keiko con quien tiene un segundo remordimiento. Esta reflexión en torno a lo complejo de la sexualidad se extiende a las relaciones entre los sexos. Tanto que, su emotividad se vuelve contra él, se ha vuelto impotente.

Película en blanco y negro con una espléndida fotografía, el director de "Los pornógrafos" plantea la problemática enunciada líneas atrás, con una serie de tomas que no hacen sino dotar a la misma de una gran belleza, a pesar de lo complejo del planteamiento, donde las mujeres hacen uso de su cuerpo de una manera que, aún hoy, provocaría críticas. Demandan la presencia física del señor Ogata;
Haru y Keiko, a pesar de vivir presionadas, por la presencia/ausencia del esposo muerto a través de una carpa y del hecho de la relación de Ogata con su madre respectivamente. Efectivamente no presenciamos nada nuevo, antes bien, el cine contemporáneo ha representado este drama sólo que con menos profundidad y mucha menos belleza.
Publicado el 3 de Septiembre de 2006